La báscula ha dictado sentencia y la paciencia se ha acabado en Sevilla con Joris Gnagnon. El club de Nervión ha decidido rescindir su contrato unilateralmente por un motivo que no suele darse en el mundo del deporte. De manera procedente, el francés ha sido despedido por su estado físico.
El central llegó al Sevilla de la mano de Joaquín Caparrós cuando apuntaba alto. En 2018 ya llevaba casi un centenar de partidos en Ligue 1 con el Rennes y sonaba fuerte para ser internacional galo con tan solo 21 años. Sin embargo, no se quiso adaptar nunca a las indicaciones de ninguno de los técnicos que tuvo, incluido el actual, Julen Lopetegui, quien ha confirmado el despido.
De hecho, este último ha sido el que más oportunidades de poder reincorporarse a la dinámica del grupo para contar con más minutos le ha dado. Incluso el año pasado, cuando el central volvía de cesión le quiso dar una opción más para redimirse, pero no funcionó.
Tan solo un partido de Copa del Rey disputado en la temporada anterior y otros 16 en la temporada que le firmaron. Ese es el balance de un jugador que costó 14 millones en su momento y que ahora no parece profesional.
Gnagnon, con 1'82 metros de altura, ha llegado a alcanzar los 100 kilogramos de peso en varias ocasiones, por lo que tanto Lopetegui como el resto del club le han dado por perdido por su "falta de profesionalidad". Se decidió dejarle sin ficha, aunque seguía entrenando con el primer equipo, hasta que finalmente la situación ha llegado a unos niveles insostenibles.
Mediante recursos legales y con documentos que respaldan la postura del Sevilla, el francés deberá abandonar el equipo andaluz a la espera de que el jugador quiera emprender acciones en contra del club y la decisión.