Todo ocurrió después de que Guinea fallara un penalti. Los aficionados locales empezaron a sospechar de que Senegal, equipo rival, había enterrado amuletos en su portería para no recibir ningún gol.

Decidieron invadir el campo para ir a buscar dichos amuletos de la mala suerte. Tal fue la situación que hasta los jugadores de ambas selecciones se enzarzaron en una tangana que tuvo que ser frenada por el equipo de colegiados que se encontraba dirigiendo el encuentro.