El cuadro blanquiazul se adelantó con un gol de Wu Lei a la media hora de partido, pero después pudo contener la reacción visitante. En el 72, Maxi Gómez igualó el pulso y acorraló a los catalanes, que perdieron serenidad y eficacia en los compases finales. El partido arrancó con las revoluciones altas.
Aspas examinó a los tres minutos los reflejos de Diego López al escabullirse hasta el área pequeña y firmar un tiro colocado. Las réplicas no tardaron en llegar: Borja Iglesias, tras asistencia de Wu Lei, y el propio chino, después de un centro de Dídac, se acercaron al primer gol.
Pese al intercambio de golpes inicial, el Celta se adueñó de la mayoría de ocasiones. Los centros de Jozabed y la amenaza de Aspas y Lobotka era habitual. Los catalanes tenían muchos problemas para desplegar su habitual fútbol protagonista en el RCDE Stadium.
Un disparo de Javi López desde la frontal fue la mayor amenaza. El cuadro gallego no mantuvo su intensidad ofensiva constantemente y dio alternativas a los de Rubi. Y el anfitrión las aprovechó al máximo. A la media hora de partido, Wu Lei remató de forma acrobática un pase de Marc Roca que adelantó a los suyos en el marcador.
El futbolista chino lo celebró besándose el escudo. Antes del descanso, dos acciones más pegarían al espectador a su asiento en el RCDE Stadium. Una contra del Celta finalizada por Maxi Gómez, que envió el balón algo elevado, y un posible penalti a Wu Lei. El VAR confirmó que no había pena máxima, aunque el Espanyol se iría a los vestuarios por delante en el marcador.
En la reanudación, el Celta tardó muy poco en inquietar a lo pericos. Lo logró con un disparo de Iago Aspas al palo en el 49: el partido seguía muy vivo. Lo demostró Hermoso dos minutos después, al estrellar también el balón al larguero. El cuatro visitante lo intentaba, aunque su desventaja le pasaba factura a su calma.
Los gallegos buscaban con insistencia el empate, mostrando un fútbol menos afinado que de costumbre. El Espanyol intenta aprovechar los espacios, persiguiendo el segundo tanto de la noche: lo habitual en el estilo de Rubi. De todos modos, el Celta logró traducir su imprecisión en éxito.
Lo hizo Maxi Gómez en el minuto 72, después de una contra y asistido por Iago Aspas. El delantero colocó el balón con calidad y enfadó a Diego López. El empate a uno redibujó el choque y trasladó los nervios al Espanyol. El Celta, por su parte, no se conformaba con el uno a uno.
Lo probó Jozabed en el 79, poniendo de nuevo al portero blanquiazul bajo los focos. Y Aspas alargó la presión en el área local con una falta directa. El Espanyol había rebajado su acierto. Los pericos habían perdido estabilidad y control del ritmo de juego en el tramo decisivo, aunque el marcador ya no se movió.