Todos se fueron a abrazar a Toni Kroos. No era para menos. En el gol de Vinicius, el que adelantaba al Real Madrid en Múnich, Toni había hecho magia. Condujo la pelota en campo contrario, le hizo un gesto a su compañero con el índice derecho y puso la pelota en profundidad rompiendo hasta dos líneas. Uno de esos movimientos que quedan marcados en la historia en la Champions League. Un pase de época.
Habrá que ganar. El escenario en el que mejor se mueve el Santiago Bernabéu. Porque el Bayern le dio la vuelta al partido con dos goles: Sané y Harry Kane. Y Vinicius certificó el empate. En el segundo acto el cuadro de Thomas Tuchel demostró que por supuesto es un serio candidato al título de la Champions. Seguramente el equipo que más se parece al Real Madrid.
El sufrimiento inicial de los de Carlo Ancelotti fue de muchas pulsaciones. Tal y como le había ocurrido contra el Manchester City, defendiendo en su campo y viendo las ocasiones pasar. Lunin evitó el tanto inicial de Sané. Muchos acercamientos, pero ninguno consiguiendo su objetivo. Sobrevivía el Madrid y con el paso de los minutos controlaba el choque con la posesión.
Y de esa manera llegó el gol de Vinicius. El primer disparo a puerta de los blancos, de negro en la noche alemana. Kroos la puso en la frontal y Vinicius definió a la izquierda de Neuer. A partir de ahí el duelo cambió, con los alemanes desconcertados sobre el verde y el Madrid cada vez más dominante con la pelota. Un guion ideal.
Pero el guion iba a cambiar nada más volver de los vestuarios. Dos apariciones del Bayern para remontar. Primero Sané con una jugada individual que acabó en un zapatazo pegado al palo. Después, Lucas Vázquez hizo un claro penalti sobre Musiala. Harry Kane no falló. Su gol número 41 de la temporada. Casi nada.
Sufrió de lo lindo Lucas en ese costado derecho. Musiala siempre le atacaba. No podía detenerle. Valverde, siempre cubriéndole la espalda, achicaba agua. Ancelotti retiró a Bellingham, con problemas físicos. Vinicius tuvo el doblete en un uno contra uno. Esta vez Neuer fue el ganador en ese duelo al sol. Kim Min-Jae, menuda noche la suya, hizo penalti a Rodrygo en una internada que lanzó Vini.
Y precisamente el 7 hizo el segundo. De penalti. Como en El Clásico contra el Barça. Todo igualado para el regreso dentro de ocho días en Madrid.