Un punto. Y casi que el Atlético debe de dar las gracias. Los de Simeone no encontraron la fórmula para llevarse la victoria de Butarque y cosecharon un empate que no le sirve para nada. Como el año pasado, sigue dejándose puntos en plazas en las que debe cortar rabo y oreja, una losa que pesa a largo plazo en la tabla de la clasificación. Al igual que contra el Chelsea, tampoco supo desbloquear la receta del gol. Esta vez no hubo penalti a favor que maquillara una actuación cuestionable, con jugadores de peso muy por debajo de su nivel real.

El sudoku planteado por Diego Pablo Simeone una hora antes del pitido inicial quedó en un mero experimento con gaseosa. Los tres supuestos centrales con los que salía el Atlético acabó en una disposición con laterales, ocupando Giménez el derecho y Saúl -- un todoterreno que te cubre cualquier posición del terreno de juego -- en el izquierdo. Independientemente del sistema, lo que un día César Luis Menotti denominó como “números de teléfono” para restar importancia al planteamiento táctico, el Atlético quiso resolver a las bravas las dudas brotadas tras el partido contra el Chelsea y tocó corneta desde el inicio. Mero espejismo.

Como si el regimiento del Séptimo de Caballería se tratara, el cuadro colchonero sacó los dientes y enseñó sus garras al Club Deportivo Leganés, con el objetivo de finiquitar cuanto antes la historia para no acusar la fatiga del partido entre semana, hasta hundirlo en su propio campo. Pudo ponerse por delante en el marcador pero Vietto, negado con el gol en 2017, no atinó a introducirla dentro de la portería de ‘Pichu’ Cuéllar. Los de Garitano necesitaron más de cinco minutos de partido para tocar el primer balón en campo contrario.

Los locales sobrevivieron estoicamente al arreón y, desde ese momento, el Atlético se empequeñeció. Perdieron terreno, los pases no eran precisos y los ataques estaban atropellados. Como el balón no fluía, el Leganés se animó a golpear a su rival en los malos repliegues de los rojiblancos. Y es que esta temporada la vuelta atrás después de realizar un ataque y los centros laterales son la asignatura pendiente para los de Diego Pablo Simeone.

Oblak evita la derrota

Al contrario que en otras ocasiones, el paso por los vestuarios no lavó la cara al Atlético. De hecho, esa pausa benefició a un Leganés que propuso más fútbol y disfrutó de mejores ocasiones a lo largo del segundo periodo. Con el equipo de Simeone desaparecido en combate, los blanquiazules cambiaron el guion del primer tiempo y fueron ellos los que ésta vez sí metieron a su rival en su propio campo.

Aprovechando que los colchoneros no daban más de dos pases seguidos con cierta intención, el Leganés hizo buenas las concesiones que le daba su contrincante. Estuvo muy cerca de estrenar el marcador con un trallazo desde la frontal de Nabil El Zhar pero se topó con la mano salvadora de Jan Oblak, el cual sigue haciendo horas extra y amarrando puntos que con otro guardameta bajo palos muy probablemente hubieran volado. Mala noticia para los de rojo y blanco vista su asequible cláusula (100 millones) en el mercado europeo.

Ni Griezmann ni Correa

Es un idilio lo que tiene Griezmann con el Wanda Metropolitano, marcando el primer gol de la historia tanto en Liga (contra el Málaga) como en Europa (contra el Chelsea). El ‘7’, pese a esa referencia que lo eleva hasta la misma categoría que Luis Aragonés meramente por estadística, no está. Y se le espera. Pero no está. Butarque fue otro escenario en el que el francés no hizo acto de presencia y Simeone, que no está dispuesto a regalar minutos esta temporada, prescindió de su figura -- que no de sus servicios dado que no los ofreció – para los 25 minutos finales del partido.

Porque durante esa franja de tiempo el Atlético buscó sumar tres puntos sin su futbolista capital, el que cobra cerca de 14 millones por temporada tras especular con su marcha en verano, ni con Ángel Correa, el único que demostró una pizca de fantasía y de maldad al pisar área rival. Se buscó las habichuelas con Carrasco, un cuentagotas que parece elegir contra qué equipo brillar, y con un Torres que, a día de hoy, es más un emblema histórico que un útil recurso. Para estas contiendas, por supuesto, no cuenta Nico Gaitán, cuyo paso por lo que otrora era conocido como la Ribera del Manzanares está siendo simplemente decepcionante. El Atleti va a la guerra a combatir con pistolas de agua.

Con las botas pesadas y con el suspiro de aire en el cielo de la boca, la única acción con la que el Atlético se pudo llevar mayor premio fue con un cabezazo de Diego Godín que se paseó por la portería de ‘Pichu’ Cuéllar. Lo demás fue un desierto en el que el Leganés tuvo la más clara antes de conocer el descuento. Oblak, una vez más, se puso la capa de superhéroe y los de casa se dieron por satisfechos con el botín conquistado, un punto que a los colchoneros les corta la progresión en la tabla de clasificación.