El Eibar logró una victoria para la historia, y goleó al Sevilla en Ipurua (5-1), en un encuentro en el que los armeros fueron muy superiores a un Sevilla que no apareció apenas en el campo y que se resignó al mejor fútbol eibarrés desde el comienzo del choque, en una jornada que deja aún más abierta la lucha por clasificarse para competiciones europeas.
No pudo empezar mejor el partido para el Eibar, que a los 44 segundos se adelantó en el marcador con un golazo fabricado y finalizado por Kike García tras un despeje de la defensa armera, que supuso un verdadero jarro de agua fría para un Sevilla que aún no se había siquiera asentado en el campo.
El Sevilla quiso resucitar presionando muy arriba, pero la moral que el gol dio a los armeros hizo que en los primeros compases del encuentro, fueran los locales los que llevasen más peligro al área contraria.
Orellana estuvo a punto de marcar el segundo en el minuto 10, después de rematar desde la frontal un saque de córner que Rico sacó con la rodilla con muchas dificultades.
Poco después, en el minuto 16, el Eibar marcó el segundo tras una preciosa jugada que llegó desde otro rechace desde la defensa, que culminó Orellana después de una jugada de tiralíneas entre Inui y Cote, que puso un balón perfecto con el exterior para el remate de uno de los fichajes de invierno del Eibar.
El Sevilla acortó diferencias con un discutible penalti cometido por Dani García, pero los armeros no se vinieron abajo pese al gol encajado.
Al contrario, siguieron a lo suyo, hasta volver a colocar los dos goles de diferencia en el marcador recién pasada la media hora de partido, merced a un tanto de Ramis, que cabeceó de forma magistral un córner por encima de la marca de Lenglet.
Arbilla tuvo una falta directa cerca del área antes de marcharse al descanso, pero su disparo se fue por encima de la portería sevillista. Montella debía reaccionar en el descanso, y los armeros, mantener la intensidad en la segunda mitad.
El segundo acto arrancó en sus primeros minutos con un Eibar que salió al césped con ganas, como si fuera perdiendo el partido, aunque el Sevilla presionaba arriba buscando algún error de la zaga armera, que no renunciaba a seguir atacando por los flancos.
Poco a poco, y como consecuencia del resultado, el Sevilla se fue hacia arriba, aunque con más corazón que cabeza, pese a la entrada de Banega en el campo.
Pero el Eibar no quería disgustos, y Orellana estuvo listo en un garrafal error defensivo de los sevillistas para colocar el 4-1 en el marcador a falta de media hora para el término del encuentro, para gozo de la afición local.
Los locales seguían actuando de la misma forma, sin bajar la intensidad e imposibilitando las llegadas de un Sevilla que se veía impotente ante el ímpetu de los de Ipurua.
Los armeros no querían dar ninguna opción al Sevilla, y seguían presionando y jugando como si el marcador reflejara un empate.
Por si algo faltaba para redondear la fiesta armera, Arbilla coló en la portería de Rico un lanzamiento de falta directa para sentenciar de forma definitiva un partido en el que los de Mendilibar fueron tremendamente superiores en todos los aspectos a un Sevilla que nada pudo hacer en Ipurúa.