El fútbol ha regresado. La Bundesliga ha dado el pistolezado de reinicio con la disputa de la primera jornada de una gran Liga desde que todo se parase por el coronavirus. En los duelos que se han visto, queda claro que el deporte rey también vive y va a vivir una 'nueva normalidad'.

Porque todo es diferente. Todo se siente diferente. Todo ha cambiado para adaptarse a los protocolos que cada país, según sus respectivas medidas sanitarias, han dictado para que se pueda volver a jugar. Es fútbol, pero este fútbol era inimaginable hace poco más de dos meses.

Primero, porque no hay público. Las gradas, completamente vacías. Incluso el muro amarillo, el mítico muro amarillo del estadio del Borussia Dortmund, no parece tanto ahora que no hay nadie. Ni vítores, ni aplausos, ni cánticos. Nada. Solo silencio.

Se escucha absolutamente todo... los insultos también

Y lo que se digan los jugadores entre ellos, además de las órdenes de cada entrenador. Esto ha hecho que, por ejemplo, se haya podido escuchar a la perfección el insulto que Todibo, del Barça cedido en el Schalke, le dedicó a Erling Haaland.

El noruego, por cierto, anotó el primer gol del regreso. Un tanto de 'killer', que sigue demostrando que el punta nórdico es el '9' de moda en el fútbol europeo. La celebración también puede ser la nueva moda.

Bailes en solitario

No hubo contacto entre jugadores. Haaland se fue a la esquina y se puso a bailar completamente solo, en el silencio del estadio vacío, mientras sus compañeros le miraban. Era hasta cómico.

Eso sí, hubo quienes no respetaron las normas y pueden tener consigo una bonita sanción. Es el caso de Marcus Thuram, hijo del mítico Lillian Thuram, que besó a un compañero... y eso está prohibido.

Hay que tener en cuenta el distanciamiento social. Desde antes del pitido inicial. Los jugadores están a una gran distancia en el sorteo de campos, algo que despertó las dudas de Cesc Fábregas. El motivo, que el fútbol es un deporte de contacto y al final tocarse se iban a terminar tocando a lo largo del partido.

El toque de antebrazo, el nuevo saludo

En los banquillos, separados por al menos dos metros estaban todos los suplentes. Además, tanto ellos como los titulares, y todo aquel jugador, técnico, sanitario o periodista que entrase al estadio, pasaba antes por un control de temperatura. Y todos con mascarilla.

Puede costar acostumbrarse a todo esto, pero de aquí a nada seguro que los nuevos saludos, chocando los antebrazos, se convierten en el nuevo apretón de manos.

¿Y LaLiga para cuándo?

La buena nueva es que el fútbol está de vuelta... ahora queda que regrese también a España para vivir el desenlace de LaLiga, con Barça y Real Madrid luchando por el título.