La Casa Botines de Gaudí, en León, ya no tienen secretos. Ahora, abierta como museo sirve para viajar 125 años atrás en el tiempo.

A Gaudí le habían encargado un almacén de telas con viviendas, y levantó un palacio neoclásico con aire medieval. "Sirve de enlace entre el viejo Reino de León, antiguo y milenario y el León moderno", afirma José María Viejo, de Comunicación Fundación España-Duero.

Juan Gómez, comisario de la exposición, explica que con una fotografía han conseguido recrear "los muebles que había". Hay muebles, herramientas originales, y una recreación virtual de la tienda 1893 y otra ya como un banco, en 1931.

El genio dejó un regalo oculto en una escultura de San Jorge de la fachada. "Cuando arrancan la escultura para restaurarla encuentran un tubo donde están los planos originales de Gaudí que se daban por perdidos", añade Juan Gómez.

Criticaron sus innovaciones, como poner columnas de hierro en lugar de muros interiores para soportar el edificio. Gaudí sorprendió a todos los ingenieros del momento levantando el edificio sobre una cimentación de zanjas corridas y no sobre los clásicos pilotes. Los más críticos decían que no tardaría en caerse y ya han pasado 125 años.

José María Viejo destaca que "siete alturas en 1983 en un León todavía medieval era un auténtico rascacielos". Hoy en León pueden presumir de tener una de las tres obras que Gaudí construyó fuera de Cataluña.