Para Juan Luis Sánchez, vicepresidente de la Asociación de coros y danzas 'Francisco de Goya', bailar es como romper una barrera de timidez. Elena Torrego, vocal de la gestión cultural de esta misma entidad, asegura que nadie es excluido.

"Ni por sus atributos físicos, ni psíquicos, ni nada", añade. Todo el mundo tiene cabida, insiste Juan Luis. Incluso quienes nunca antes hayan bailado.

"Yo nunca había ido a conservatorio", confiesa la bailarina María González. Treinta años después, María es una más de esta asociación, un grupo al que consideran una familia. Julio César Valle, de la Asociación 'Rosa del Azafrán", señala que el baile ejercita la memoria y las relaciones sociales.

En estos ensayos conviven mayores y pequeños, encargados de preservar este legado. Desde vestuario de 'Francisco de Goya', Eva de Lope, insiste en la importancia de que las nuevas generaciones protejan y cuiden la danza.

Adrián, un alumno de 5 años, parece que así lo hará. "Me lo paso muy bien cuando bailo", confiesa. Estos días ensayan en una escuela donde se forman a personas con diversidad física o intelectual. La bailarina Carla Mouchet asegura que el ballet le ayuda en el aprendizaje.

"Cada día me gusta más", añade su compañera Ana. Aún así, el trabajo es duro. "Duro es, pero tampoco es para dramatizar", corrige Carla.

La coreógrafa Pilar Muñoz señala que con la danza siempre se saca ese yo que normalmente no se saca. "Cuando doy clase intento que el alumno conecte con la danza", expresa el profesor.

Hoy, en el Día Internacional de la Danza, recuerdan que nunca es tarde. Adrián, profesor y alumno, recuerdan su próxima cita: el 25 de mayo. "Venid a vernos a las 20 horas dentro del Festival Visibles", añaden.