Evaristo Páramos Pérez (Tui, Pontevedra, 1960) repasa sus años al frente de La Polla Records, desde 1979 hasta 2003, en Qué dura es la vida del artista (Desacorde Ediciones). "Son anécdotas, unas memorias no porque tengo tal desorden que no me acuerdo", admite entre risas el icono del punk español. Y aún continúa: "Hay cosas de las que me acuerdo, pero de otras muchas no. La fecha exacta tampoco es tan importante. Se me ocurrió escribirlo porque soy un abuelo batallitas, siempre cuento historias en la furgoneta y a los amigos. Lo que más me costó fue ordenar las épocas y al final dimití con eso. Total, qué más le da a la gente si algo fue el jueves o el sábado".

Tras confesar que al principio le costó plasmar por escrito el punto oral de esas anécdotas, afirma que se ha "quedado a gusto" porque también devuelve "algunos golpes" de la vida. "Así me he quitado un poco de peso para arrancar desde cero, aunque eso no es posible porque siempre tienes alguna carga", plantea, para aún remachar: "Da igual si en el maletero llevas pasteles o bombas atómicas, si llevas 120 kilos llevas 120 kilos". "Me he quedado a gusto con las cosas buenas y con las malas", reitera, al tiempo que desvela que hay otras "muchas" historias que no ha escrito, a pesar de lo cual por el momento descarta un segundo volumen en el futuro cercano. "Ahora con este libro he querido tirar algunas flechas y seguir avanzando", bromea.

"¿Regodearte un poquito en el recuerdo es nostalgia?", se pregunta Evaristo, para acto seguido reconocer que "un poco de eso sí hay", aunque "sin emocionarse mucho tampoco". Y desliza divertido otro de los grandes intereses del libro: "Tiene también el aspecto 'cotirock', de cotilleo para ver qué digo. Hay gente que se pregunta ¿saldré yo?".

Por otro lado, descarta tajante Evaristo que con lo escrito en estas páginas puedan aprender algo las nuevas generaciones: "Yo no tengo que enseñar nada a nadie, si ahora se vive mucho peor. La industria del disco también ha ido a peor y es todo una bazofia. Antes tocábamos y nos pagaban una mierda, pero nos pagaban. Y con los discos, se lo llevaban muerto pero dábamos nuestros pequeños golpes". La industria del disco es un tema recurrente en el libro, y por eso Evaristo rememora que ya en los ochenta decían "que estaba muy mal, con una cara más dura que el pan de cinco días".

"Esto es un ecosistema, ellos son depredadores y gentuza. Y si no lo son, se convierten. Seguro que hay alguno honrado pero a mí no me ha tocado. A la primera que hay pasta de por medio se tuerce el asunto". A pesar de todas las dificultades discográficas y de la infinidad de veces que se fueron de un concierto sin cobrar -muchas de éstas están relatadas ahora negro sobre blanco-, La Polla Records consiguió mantenerse en activo durante 24 años y convertirse en referente del punk español e internacional -las epopeyas sus viajes fuera de nuestras fronteras quedan también ahora plasmadas para la posteridad-.

"Es una desgracia que la mayoría de las letras de La Polla Records sigan tan vigentes", concede Evaristo, para luego indicar: "Es que decir en una canción 'sois unos fechas', imagínate, no tienes ni que buscar. En cuanto sales a la calle te vas a encontrar con uno. Y si vives en una casa de cuatro pisos, nada más que tenga A y B ya tienes un 40 por ciento de probabilidades". Casi sin coger aliento, prosigue el cantante lanzando sus dardos: "Muchos no lo quieren reconocer pero lo son y la Península Ibérica está hasta la bola de fachas. Ahora que salga VOX, uuuh, y qué, ¿qué cambia con lo que había hasta ahora? Igual que la mayoría de los tertulianos de televisión, unos ultraderechistas de cuidado que no hacen el saludo romano porque todavía está mal visto, pero en casa lo hacen y luego se les llena la boca de democracia".

Estas reflexiones desembocan en el incidente vivido por Evaristo este mismo año, cuando fue identificado por la policía tras su actuación en el Festival Primavera Trompetera de Jerez por insultar a la Guardia Civil. "No existe la libertad de expresión, eso es un timo, de eso no hay", sentencia. Y añade en referencia al mencionado episodio.

"Yo lo sabía, pero se me fue un poco por la alegría. Estábamos en un concierto donde la gente era de otra onda y los que estaban viéndonos a nosotros eran los menos. Allí estaban los rangers de Texas y fueron a por la estrella solitaria. Va para atrás todo porque estamos en una regresión mundial en la que están haciendo una recogida de beneficios". Tiempo aún para retomar el asunto de la vigencia del mensaje respondón de La Polla Records, ejemplificado concretamente en su canción de 1994 El ojo te ve, en la más pura tradición de George Orwell y El Gran Hermano: "Esta canción ha mejorado incluso porque cada vez hay más cámaras y ahora ya con los móviles y las tarjetas de crédito lo saben todo de nosotros. A mi ya me parecía un exceso las cámaras que había entonces, una total invasión a la intimidad de las personas".