Les daríamos los buenos días, las buenas tardes o las buenas noches. Pero hoy ha muerto Forges y, como dijo el genio en una ocasión, nos van a acusar de manipuladores. Todos tenemos un Forges en la cabeza. Esa viñeta que nos impactó en su momento y que ahora no podemos olvidar.

Sus ilustraciones han sido impresas en libros, postales y hasta tazas. ¿Por qué esa afición por el viñetista? Porque al poco tiempo de conocer su gran mano para retratar la actualidad descubrimos que nos dibujaba a nosotros, a la sociedad española y sus problemas.

También usaba el lápiz para bromear con el hijo que pensábamos que nunca se iría, con ancianas tecnológicas, amas de casa y funcionarios. Y todo ello sin humillar en ningún momento a nadie. Es el resultado de toda una vida dedicada a una pasión de mirada crítica que nos hizo reír en innumerables ocasiones. Un hombre 'formideibol' que solo puede recordarse con sonrisas.