Sorprende el estado en el que quedó el coche de Carrero Blanco, el día que salió volando por los aires, sabiendo que el vehículo estaba blindado. “El habitáculo de la parte trasera está prácticamente intacta”, asegura Alberto Ferreras, editor gráfico de la Agencia Colpisa.

De hecho, solo el copiloto murió en el acto en aquél atentado de ETA en la calle Claudio Coello de Madrid en 1973, porque el conductor y Carrero Blanco murieron minutos después. Una placa muestra el lugar donde murieron, pero no hace falta, ya que una gran grieta en el suelo recuerda aquél trágico momento.

Mientras los españoles asimilaban lo que había sucedido, la fábrica de ‘Dodge’ en España transmitía un comunicado alabando la dureza del coche, porque tras la explosión todavía funcionaba un intermitente cuando cayó al patio. Como era la prueba de un crimen pasó a disposición judicial durante cinco años. Y durante un tiempo expuesto al público en 1987 se le perdió la pista hasta ahora que ha vuelto protegido por un armazón.