Hay ciertos comentarios de los españoles que molestan y mucho a los chinos. Ming, dueño de un restaurante especializado en callos, desmiente la creencia de que los chinos viven para trabajar. De hecho, insiste en que él cierra su restaurante domingos y lunes por la tarde. "Y agosto cierra que nos vamos a la Sierra", añade sonriente. Él lo tiene claro. La vida está hecha para disfrutar sino "no vale para nada".

Pero la falsa filosofía de dormir y trabajar no es lo único que les molesta. También les fastidia cuando se les acusa de comer animales que no comen, aseguran dos jóvenes. "Se oyen muchas tonterías: que comemos perro, ratas...", lamenta.

A Jose, un dependiente de una tienda, le sorprende los comentarios que le hacen algunas personas, como que es demasiado guapo para ser chino. O cuestiones que van más allá, desvela. En cualquier caso, insiste: ellos también pagan impuestos. "Hacienda quiere parte de todo el mundo", señala.