El rock está muerto. Toda la Galia vive ocupada por el trap y el reggaeton. ¿Toda? No, en un pequeño rincón de Euskadi, un grupo de irreductibles sobrevive. Nos volvemos locos para ir a ver a los Stones pagando un dineral, pero ¿quién se desplazaría a Vitoria para ver a una banda menos conocida, estando tres días en tienda de campaña? Así responden quienes ven en esta aventura el plan del verano: "Aquí viene gente que le gusta el rock de verdad".

El Azkena Rock cumple 20 años, nació cuando se empezó a relegar el género en los medios, y sobrevive. "Vienes a disfrutar porque estás de vacaciones. Aquí estás en familia, no hay malos rollos", aseguran otros fanáticos de este festival, cuyo secreto es el relevo generacional, los menores de 14 no pagan entrada "para que ellos vivan otro tipo de experiencia".

Pero no es el único factor de su éxito: la ayuda institucional y los cambios de fecha también cuentan. "Decidimos cambiar las fechas de setiembre a junio porque la mayoría de las bandas vienen de EEUU y empiezan las giras europeas en junio", ha explicado a laSexta Eva Castillo, directora de Comunicación del Azkena Rock. Asimismo, también ayuda la extensión del festival por Vitoria: conciertos en la calle y un paseo de la fama con códigos QR.

Todo genera fidelidad. "Es un ejemplo de boca a boca, conozco muchísima gente que viene y dice que el festival es increíble", cuenta David ‘Chuches’, teclista de Morgan. También lo ve así el guitarrista de la banda, Paco López: "Yo he venido tres o cuatro veces al Azkena y puedo decir que es mi festival favorito". Azkena es "último" en euskera, el último gran festival de rock, que seguirá sin serlo porque este año espera batir su propio récord de 40.000 personas.