Aviso: este artículo puede contener spoilers de la trama de 'The Last of Us: Parte II'.

The Last of Us: Parte II lleva un par de semanas con nosotros desde su lanzamiento. La secuela del aclamado juego de Naughty Dog aterrizó con una enorme polémica relacionada con una presunta agenda LGTBI que algunos asociaban a este título.

En uno de los tráilers del juego, Ellie, protagonista de la saga, sale besando a Dina en una fiesta. Para los fans no era algo nuevo, ya que en el DLC de la primera entrega de The Last of Us ya habíamos podido conocer la orientación sexual de Ellie, pero la imagen fue ampliamente celebrada por la comunidad al ser lo primero que Naughty Dog quiso enseñar de su nuevo juego.

 

Una imagen que después llevaría a un panorama desalentador y que nos metería de lleno en esa nueva historia que se nos quería contar. Los ataques de los intolerantes no fallaron en esa ocasión y tampoco en el lanzamiento del título. En 'Metacritic', página que recoge las notas de los medios especializados y de los usuarios de los últimos videojuegos que salen al mercado, The Last of Us: Parte II sufrió una 'review-bombing', es decir, esos intolerantes puntuaron con la peor de las notas a un juego que acababa de salir a la venta.

Parte de ese motivo venía de un discurso muy extendido entre los críticos del juego, que aseguran que detrás lleva una agenda LGTBI muy clara que Naughty Dog intenta 'colar' a los jugadores. Nada más lejos de la realidad. Lo que sí hace Naughty Dog es introducir personajes muy variados y pocas veces vistos en una superproducción en videojuegos, los conocidos triple A.

Uno de esos personajes es Abby. La actriz que le da voz, Laura Bailey, no se ha librado de las críticas, llegando incluso a recibir amenazas de muerte por parte de algunos usuarios en redes sociales. Así lo reveló la propia Bailey, que compartió las capturas de esos mensajes en su cuenta de Twitter, recibiendo el apoyo de miles de usuarios y también del director del propio juego, Neil Druckmann.

Muchos jugadores también pensaron que Abby era un personaje trans por su cuerpo poco normativo. Druckmann tuvo que salir al paso de este debate, revelando que la atleta de CrossFit Colleen Fotsch era la mujer en la que se habían basado para hacer a Abby.

El precio que ha tenido que pagar Naughty Dog por introducir a estos personajes es tener que dar explicaciones de forma constante por los motivos por los que se han introducido, algo que refleja los obstáculos de un juego que, pese a todo, es el mejor vendido en la historia de la PlayStation 4.

No son ataques nuevos en la industria del entretenimiento. También lo sufrieron lanzamientos como el de 'Capitana Marvel' o el de 'Los Últimos Jedi' por el personaje de Rose Tico. No, Abby no es un personaje trans, pero sí que hay uno que se cruza en su camino y que también hizo que arreciaran las críticas tránsfobas y que se alimentara la teoría de esa presunta agenda de Naughty Dog.

De nuevo, su condición no es importante en la trama, no condiciona nada, más allá de aportar otro grado de profundidad y de cercanía a una historia plagada de matices. Por haber, hay hasta una escena con un comportamiento homófobo de un personaje dentro del propio juego, pero, de nuevo, suma y no lastra en absolutamente nada a lo que quieren contar, más allá de lo reprobable que es.

Sin salir de los videojuegos, en reciente lanzamiento de Assassin's Creed: Odyssey también estuvo manchado por las críticas homófobas. En dicho título, puedes mantener relaciones con otros personajes sin importar el género y un personaje femenino, Kassandra, es la que carga con buena parte de la narrativa. Ni que decir tiene que también ha habido críticas a juegos que han mostrado a mujeres en unas portadas normalmente reservadas para hombres, como fue el caso de Battlefield V.

Pero toda esta supuesta agenda queda en evidencia simplemente jugando al juego. Independientemente de que a unos les pueda gustar más o menos, The Last of Us Parte II introduce a los personajes y les hace reconocibles a través de sus objetivos, sus miedos y sus esperanzas, pero jamás a través del recurso fácil. Lo que hace Naughty Dog, es simple y llanamente, presentarnos con toda la naturalidad con la que debe presentarse un personaje a gente diversa que también merece formar parte de una historia así, también en un mundo postapocalíptico en el que, en el fondo, nadie quiere estar.

En conclusión, en este título tenemos a un personaje bisexual, a un personaje trans, a una mujer lesbiana y a una mujer con un cuerpo poco normativo, muy musculado. Metiendo todos esos ingredientes en la botella de las teorías conspiratorias, siendo además uno de esos personajes el responsable de un giro clave al principio del juego, hizo que la ira marcase el lanzamiento de un juego que, a grandes rasgos, es la obra cumbre de PlayStation 4.

Dina y Ellie, en The Last of Us: Parte II

Lo es por la densidad de su historia, por lo emocionalmente agotador que es y por enseñarnos historias que, como en la vida, no son perfectas. La duda viene al preguntarse si una parte de la comunidad está preparada para afrontar este tipo de historias con una diversidad de personajes propia de 2020.