Los grandes cruceros no sólo queman mucho combustible. Es que el que queman es de los más contaminantes. Ahí, además del óxido de nitrógeno que emiten los turismos, van toneladas de óxido de azufre. Y el óxido de azufre provoca cáncer de pulmón y lluvia ácida.

Los cruceros que circularon por Europa en 2017 emitieron 20 veces más óxido de azufre que todos los coches del continente durante ese año. La mitad de ese veneno lo lanzó al aire una sola compañía. El premio gordo nos ha tocado a nosotros.

España es el país más afectado por el óxido de azufre, y Barcelona y Palma las ciudades que más lo sufren de toda Europa. "Utilizan un combustible altamente tóxico porque hay una regulación deficiente a nivel internacional que les permite usar combustible como el último refinado del petróleo, que tiene un contenido de azufre muy superior al que tienen por ejemplo los coches con diésel", explica María García, portavoz de Ecologistas en Acción.

Mientras los ayuntamientos se esfuerzan por restringir los humos de las calles, aún no hay normas que regulen la entrada de ese óxido de azufre desde los puertos. Las primeras llegarán el año que viene. La empresa peor parada en este estudio se limita a decir que aspira a dejar los sitios por los que pasa mejor que como se los encontró. Por cierto, los que viajan ahí, son los primeros en respirar esa contaminación.