María es científica y madre de dos niños. La baja de maternidad le penalizó a la hora de subir de categoría en su puesto de trabajo. Tenía que presentarse a una evalución para la que se pedían unos meritos imposibles de alcanzar al haber tenido dos bajas de maternidad en cinco años.

"Es muy grave presumir de que las mujeres científicas tenemos que seguir trabajando durante períodos reconocidos por ley para el cuidado de nuestros hijos", explica.

Pidió una prórroga y no se la concedieron, algo normal en su mundo laboral. "En mi laboratorio hay muchas mujeres que están en fase de formación y están aprendiendo que hay un momento en el que van a tener que elegir entre ser madre o no", señala.

Considera prehistórico que haya que elegir entre una cosa y la otra. "Yo en ningún caso me he planteado renunciar a mi carrera profesional porque no entiendo por qué he de hacerlo", añade.

A pesar de haber escuchado muchas veces que la culpa era suya por no haber ascendido antes de ser madre. "Cuando he sido madre ya tenía 35 y 37 años respectivamente hay mucha gente que dice pues haber esperado a pasar la evaluación ¿Cuánto más?", se pregunta esta científica.

Ese es el caso de Carmen, doctora en Neurociencias en la Universidad de Valencia, que denuncia que en la ciencia sólo hay dos opciones: "O no ser madre o retrasar la maternidad muchísimo, como es mi caso, que tengo 38 años y acabo de ser madre ahora", asegura.

En su caso, los méritos pedidos eran movilidad aboluta. "Me he mudado de país tres veces, es un poco complicado", explica.

Ahora compagina la docencia con la investigación, pero nadie tiene en cuenta de que es madre. "No se contempla, en ningún momento, que te tengan que adaptar las horas de docencia ni que te tengan que reducir, de alguna manera, las horas de docencia para que puedas cumplir con tus labores de investigación", lamenta.

Por ello, han creado una petición en 'change.org'. Quieren que las cosas cambien. "En algunas convocatorias europeas lo que hacen es aumentar el tiempo para presentación de méritos unaño o un año y medio por cada hijo", explica María.

Así, ninguna científica más tendrá que volver a renunciar a su vida profesional por ser madre.