KELT-9B, el planeta más caliente encontrado hasta ahora resulta abrasador hasta para la cohesión de las moléculas. Se trata de un júpiter ultracaliente a 670 años luz de distancia, que alcanza 4.300 grados de temperatura.

Ahora, un equipo de astrónomos que usa el telescopio espacial Spitzer de la NASA ha encontrado evidencia de que las moléculas de gas hidrógeno se desgarran en el lado del día de KELT-9b, sin poder volver a formarse hasta que sus átomos desunidos fluyan hacia el lado nocturno del planeta.

Aunque todavía es extremadamente caluroso, el ligero enfriamiento del lado nocturno es suficiente para permitir que las moléculas de gas hidrógeno se reformen, es decir, hasta que fluyan de regreso al lado del día, donde se rompen nuevamente.

"Este tipo de planeta tiene una temperatura tan extrema que está un poco separado de muchos otros exoplanetas", señala Megan Mansfield, estudiante graduada de la Universidad de Chicago. "Hay algunos otros Júpiter calientes y Júpiter ultracalientes que no son tan calientes pero aún lo suficientemente cálidos como para que este efecto tenga lugar", añade.

Los hallazgos, publicados en 'Astrophysical Journal Letters', muestran la creciente sofisticación de la tecnología y el análisis necesarios para explorar estos mundos muy distantes. La ciencia apenas comienza a observar las atmósferas de los exoplanetas, examinando las crisis moleculares de los más cálidos y brillantes. KELT-9b permanecerá firmemente clasificado entre los mundos inhabitables.