Según los resultados
obtenidos, y que han sido publicados en el 'Journal of Neuroscience', los
cerebros de los menores que habían consumido una o dos veces en su vida
marihuana tenían más volumen de materia gris, en comparación con aquellos que
nunca lo habían consumido, en la amígdala, que está involucrada en el miedo y
en otros procesos relacionados con las emociones, y en el hipocampo,
involucrada en el desarrollo de la memoria y las habilidades espaciales.
Estas diferencias
persistieron a pesar del control de muchas variables, incluyendo el sexo y el
estatus socioeconómico, así como el consumo de alcohol y tabaco. Finalmente,
los investigadores demuestran asociaciones entre el aumento del volumen de
materia gris en los usuarios de cannabis de bajo nivel y las evaluaciones de
razonamiento y ansiedad.
"Por lo general, a
esa edad, el cerebro adolescente experimenta un proceso de 'poda', donde se
vuelve más delgado, en lugar de más grueso, ya que refina sus conexiones
sinápticas. Una posibilidad es que los que han fumado marihuana realmente hayan
interrumpido el proceso de 'poda'", han dicho los expertos.
Además, dado el
importante papel del sistema cannabinoide endógeno en el desarrollo cerebral
durante la adolescencia, los adolescentes pueden ser particularmente
vulnerables a los efectos del THC, el principal componente psicoactivo de la
marihuana.
Sin embargo, los
científicos han reconocido que se necesita investigación adicional para
determinar si estos hallazgos se pueden aplica a poblaciones más diversas más
allá de los cuatro países europeos estudiados en su trabajo.