El material tiene una apariencia similar a una especie de goma o plástico fino, y además su coste de producción es bastante bajo. Durante la investigación, los científicos cortaron el material con unas tijeras y lograron que se recompusiera por sí sólo de forma completa en un plazo de 24 horas, sólo con dejarlo reposar a temperatura ambiente.

Entre el resto de beneficios del material se encuentra su alta resistencia, ya que puede estirarse hasta 50 veces su longitud original, según las conclusiones del estudio. Esto se debe a que está unido mediante iones dipolo, que se atraen entre ellos cuando el material se rompe. De hecho, sólo 5 minutos después de sufrir un corte, ya puede estirarse hasta el doble de su tamaño.

Según la investigación, se trata de la primera vez en la que se logra sintetizar un material autorreparable que además sea capaz de conducir la electricidad. Para su creación, Chao Wang, una de la autoras de la investigación, declaró haberse inspirado en Lobezno, el personaje de los X-Men que se regeneraba por sí solo de sus heridas.

Entre las posibles aplicaciones de su descubrimiento, sus autores han destacado su potencial en el campo de la robótica, "dando a los robots la capacidad de repararse a sí mismos tras un fallo mecánico", según explican en el artículo publicado en la web de la Universidad de California y que ha recogido también la publicación científica Advanced Material. Otras aplicaciones serían extender la baterías de litio y mejorar los biosensores utilizados en medicina.

No obstante, las propiedades del material hacen especialmente prometedora su integración en las pantallas de los 'smartphones' como manera de prevenir rupturas por caídas. En declaraciones a Bussiness Insider, Chao Wang ha afirmado que espera que el material autorreparable podría comenzar a llegar al mercado en torno a 2020. "(La llegada de estos materiales) hará que nuestros teléfonos móviles tengan un funcionamiento mejor que hasta ahora", afirma Wang.