"Es el primer estudio en el que utilizamos el concepto de usar las proteínas de la malaria para tratar el cáncer en un contexto clínico", según ha destacado el urólogo Mads Daugaard, uno de los autores de este trabajo, que recuerda la necesidad de encontrar nuevos tratamientos.

El estudio es la siguiente fase de una investigación previa que había demostrado el potencial de esta proteína, llamada VAR2CSA, frente a una amplia gama de tumores.

En este caso se centraron en tumores de vejiga altamente agresivos que habían demostrado ser totalmente resistentes a la quimio, que fueron implantados en un grupo de roedores para ver si la citada proteína podía funcionar administrándose directamente en los tumores.

Según observaron, hasta el 80% de los animales tratados estaban vivos después de 70 días, mientras que el resto de los roedores, diferenciados en tres grupos de control diferentes, acabaron falleciendo.

La opción de administrar el compuesto directamente en el tumor es posible gracias a que en estudios previos se ha visto que lograba unirse a una molécula del azúcar que sólo está en las células tumorales y en placentas de mamíferos.