HÍBRIDOS CON ADN ALFA: ¿QUÉ OFRECEN?
¿Merecen la pena las versiones híbridas del Alfa Romeo Tonale? Las analizamos para ti
El Tonale promete combinar ese carácter pasional que tanto gusta a los alfistas con la eficiencia que piden los tiempos modernos mediante sus dos opciones electrificadas. ¿Realmente valen la pena o son solo postureo con etiqueta ECO?

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El Alfa Romeo Tonale llegó para darle un soplo de aire fresco a la marca italiana, y sus versiones híbridas son las que más ruido están haciendo en el segmento de los SUV compactos premium. El Tonale promete combinar ese carácter pasional que tanto gusta a los alfistas con la eficiencia que piden los tiempos modernos mediante sus dos opciones electrificadas (el microhíbrido de gasolina y el híbrido enchufable (PHEV)). Pero, ¿realmente valen la pena o son solo postureo con etiqueta ecológica? Vamos a desgranarlo para que lo tengas claro antes de gastar un céntimo.
En España, el Tonale ha echado a andar con paso tímido: unas 1.400 unidades vendidas en 2024 hasta octubre, según Alfa Romeo, frente a los más de 8.500 BMW X1 o Audi Q3 en el mismo periodo. Para 2025, la marca ha retocado el modelo con un cuadro digital más legible y unos acabados simplificados (Sprint y Veloce), pero son las versiones híbridas las que llevan el peso de la gama. Si buscas diseño, tacto deportivo y algo de conciencia verde, aquí hay tela que cortar.
Microhíbrido: etiqueta Eco a buen precio

El Tonale microhíbrido monta un 1.5 gasolina con 130 o 160 CV, ayudado por un motor eléctrico pequeño de 20 CV que apoya en arrancadas y baja revoluciones. No es un híbrido puro: no rueda solo en eléctrico más que unos metros, pero lleva una batería de 48V y un alternador que regenera energía al frenar. ¿Resultado? La etiqueta Eco de la DGT, un consumo real de unos 6-6,5 l/100 km y un precio que arranca en 37.000 euros para el Sprint. No está mal para un SUV de 4,53 metros que quiere pegarse con los premium.
En marcha, el de 160 CV se mueve con soltura en ciudad y carretera, aunque el cambio automático de siete velocidades a veces duda al reducir. Es cómodo para el día a día, tiene una dirección viva y una suspensión que equilibra bien (mejor si pillas la adaptativa del Veloce). Pero no esperes emociones fuertes: le falta tiro para los que buscan el ADN más “competizione” de Alfa. Si tu idea es ahorrar en combustible y colarte en las ZBE sin arruinarte, es una opción decente. Eso sí, el diésel de 130 CV (5,5 l/100 km) le da un repaso en consumo por menos dinero.
Híbrido enchufable: potencia y etiqueta Cero
El PHEV es el rey de la gama: 280 CV combinando un 1.3 turbo gasolina con un eléctrico trasero de 122 CV, tracción total y una batería de 15,5 kWh. Sobre el papel, da 69 km de autonomía eléctrica (unos 50 reales en cuanto le pisas un poco) y un 0-100 en 6,2 segundos. Lleva la etiqueta ECO para que te pasees por las ZBE sin pestañear y, si lo enchufas a menudo, el consumo baja a 2-3 l/100 km. Pero ojo: el precio sube a 47.000 euros en el Sprint y pasa de 50.000 en el Veloce con extras. ¿Merece la pena el salto?
Al volante, este Tonale vuela: el eléctrico empuja desde abajo y el gasolina remata en altas. El chasis aguanta bien gracias a una dirección que invita a las curvas y un tacto más Alfa que en el microhíbrido. Sin embargo, los 1.900 kg se notan en tramos revirados, y el aislamiento acústico no es top: a 120 km/h entra algo de viento. Si tienes enchufe en casa y haces trayectos cortos, es un caramelito; si no, el gasto en gasolina (unos 7 l/100 km sin carga) no lo hace tan rentable frente al diésel.
Pros y contras: ¿qué te llevas?

El microhíbrido es una compra racional: etiqueta Eco, consumo ajustado y un precio competitivo frente a un X1 mild-hybrid (desde 42.000 euros). No emociona, pero cumple para quien quiere un SUV premium sin complicarse. El PHEV, en cambio, es el que saca pecho: potencia, tracción total y ventajas fiscales (exención de matriculación), aunque el maletero baja a 385 litros y el sobrecoste pica. Ambos tienen diseño de sobresaliente y un interior decente, con pantalla de 10,25”, cuadro de 12,3” y materiales que no desentonan, aunque algún plástico duro chirría en un coche de este nivel.
Las pegas son claras: el PHEV exige enchufe para sacarle jugo, y el microhíbrido no brilla en prestaciones. Además, el aislamiento y la red de talleres de Alfa no están al nivel de los alemanes. Si buscas refinamiento absoluto, un Q3 o un XC40 te mimarán más. Si prefieres carácter y algo diferente, el Tonale híbrido tiene su punto.
¿Merecen la pena?
Depende de ti. El microhíbrido de 160 CV (39.000-42.000 euros) es una opción sólida si buscas etiqueta Eco y no necesitas potencia bruta; por ese dinero, pocos rivales dan tanto estilo. El PHEV de 280 CV (50.000 euros o más) es para quien pueda enchufarlo y quiera un SUV rápido y versátil, aunque el desembolso inicial y el peso lo hacen menos ágil que un Giulia. Frente al Dodge Hornet (su primo en Stellantis), el Tonale se nota más pulido, pero no te libras de pensar que pagas extra por el escudo.
En resumen: las versiones híbridas del Tonale molan por diseño y tacto, pero no son baratas ni perfectas. Si te va el rollo Alfa y encajan en tu vida, sí merecen la pena. Si no, el diésel o un rival alemán te pueden hacer dudar.
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