Aunque en términos médicos hay una diferencia entre ellos, el sobrepeso y la obesidad se definen ambos como una acumulación anormal o excesiva de grasa, que supone un riesgo para la salud. Para medir lo que se considera que es excesivo, en Occidente se utiliza el conocido Índice de Masa Corporal (IMC). En función de este dato, la persona podrá ser catalogada como en bajo peso, normo peso, sobrepeso u obesidad, según diferentes escalas.

No obstante, el IMC lleva años cosechando críticas por su incapacidad de adaptarse a las individualidades. Además, el IMC no distingue entre músculo y grasa, o entre grasa y agua. De esta manera, una persona con mucha musculatura puede presentar un IMC alto sin tener mucha grasa.

Qué es la obesidad

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona tiene sobrepeso cuando su Índice de Masa Corporal (IMC) es superior a 25 y presenta obesidad si está por encima de 30.

La obesidad, considerada como una pandemia por la OMS, es una enfermedad compleja y multifactorial que va más allá de un problema estético para quien así lo considere. Hay estudios que relacionan la obesidad con el aumento del riesgo de problemas de salud, como enfermedades cardíacas, diabetes, presión arterial alta y determinados tipos de cáncer.

Hay muchas razones por las que algunas personas tienen dificultad para perder peso. Por lo general, la obesidad es el resultado de componentes hereditarios, fisiológicos y del entorno social, combinados con la dieta, la actividad físicos.

Cómo se calcula el IMC

El IMC corresponde a la relación que existe entre el peso expresado en kilos y el cuadrado de la altura, expresada en metros. Es decir, hay que dividir el peso, expresado en kilos, entre la estatura, en metros, elevada al cuadrado (kg/m2). Por ejemplo, si una persona pesa 60 kg y mide 1,70 m, su IMC es 60/2'89=20,7.

El IMC fue propuesto por el científico Adolphe Quetelet en el año 1832 y desde entonces es el índice antropométrico más empleado en todo el mundo.

No obstante, el IMC no tiene en cuenta la distribución del peso y de la grasa corporal. Además, este índice se ideó a finales del siglo XIX con base al cuerpo de un hombre blanco. Esto supone que no tiene en cuenta corporalidades distintas, como las de personas asiáticas, afrodescendientes... Por esto, entre otras razones, desde el activismo contra la gordofobia se critica el uso del IMC y se insiste en que todos los tamaños de cuerpos son válidos.