En España, unas 300.000 personas sufren artritis reumatoide, una enfermedad reumática, autoinmune, crónica, que provoca inflamación en las articulaciones y que supone un gran impacto para los pacientes. En su mayoría, personas jóvenes y en edad laboral activa, especialmente mujeres.
"Puede afectar a cualquier a edad (desde la infancia hasta la ancianidad) pero lo más frecuente es que la artritis reumatoide afecte a mujeres en edad media de la vida (más o menos entre unos 45-55 años), pero eso no excluye a los varones, ni a personas de cualquier edad", afirma a laSexta.com la Dra. Ana Ortiz, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y reumatóloga del Hospital de la Princesa (Madrid), con motivo del Día Nacional de la Artritis Reumatoide que se celebra hoy, 1 de octubre.
Es importante conocer sus síntomas para llegar cuanto antes a un diagnóstico precoz: "Se ha demostrado que cuanto antes se comience el tratamiento más posibilidades hay de que la enfermedad se controle y el paciente pueda llevar una vida plena y de calidad", tal como aseguran los especialistas en el marco del XII Simposio de la Artritis Reumatoide de la Sociedad Española de Reumatología (que se está celebrando estos días en Vigo y que reúne a más de 300 profesionales).
Además, advierten los expertos de los costes tanto directos (derivados de la atención sanitaria y uso de fármacos) como indirectos (bajas laborales, impacto en calidad de vida de los pacientes, etc.) que produce esta enfermedad.
"La artritis es una enfermedad de la que no se conoce la causa, y como no hay causa, no hay cura, pero sí tratamientos eficaces que controlan la enfermedad. Y cuanto antes se diagnostique, mucho mejor", asegura la doctora Ortiz.
Se sabe, no obstante, que en su aparición influyen "factores genéticos y factores ambientales como, fundamentalmente, el tabaco. Menos demostrado es el consumo de sal, pero sobre todo el tabaco, por lo que es clave dejar de fumar (por muchas otras cosas, pero también por ésta)", añade la experta.
Los síntomas de la artritis reumatoide
Los síntomas de la artritis reumatoide son inflamatorios. Lo más típico es el dolor en reposo y rigidez matutina, a primera hora de la mañana. "Se inflaman las articulaciones, se ponen rojas, dolorosas, calientes, acompañadas de mucha rigidez. Lo típico y frecuente es la afectación de las manos, pero en principio, puede afectar a cualquier articulación que tenga membrana sinovial", explica la doctora Ortiz.
Todo ello incluye: pies, rodillas, caderas, codos, hombros. "La columna no tiene membrana sinovial salvo una articulación en la columna cervical que podría ser afectada, en el contexto de la artritis. Pero lo más frecuente es que afecte a las manos, fundamentalmente, a las articulaciones metacarpofalángicas, que son las que unen las manos con los dedos", detalla.
Por otro lado, destacar cuáles son aquellos síntomas que pueden hacer saltar la alerta y por tanto, acudir al reumatólogo/a para descartar o no esta enfermedad.
"Fundamentalmente, dolor que aparece más o menos brusco, pero que generalmente es insidioso, es decir, es persiste en el tiempo y no es el típico dolor de cuando te mueves, sino que es dolor en reposo. Existe un aumento de volumen de las articulaciones rojas, calientes y acompañadas de mucha rigidez. Especialmente en las manos", explica e insiste la experta.
También, si la inflamación es elevada, puede provocar otros síntomas como cansancio, fiebre, astenia, falta de apetito, etc.
No podemos olvidar que está es una enfermedad sistémica, es decir, generalizada. Tal como explica en esta página de la Fundación Española de Reumatología (FEC), "además de dañar las articulaciones y los tejidos circundantes (tendones y músculos) que puede provocar una disminución de la movilidad y de la función articular, la inflamación crónica puede afectar a otros órganos como corazón, pulmón o riñón".
La clave: tener un diagnóstico precoz
La artritis reumatoide es una enfermedad crónica (no tiene cura), "pero ahora mismo, tenemos muchas herramientas para que el paciente vaya bien", asegura la doctora Ortiz. Y la primera herramienta es tener un diagnóstico o detección precoz y por tanto, un inicio de tratamiento precoz para mejorar así, la evolución de la enfermedad, sobre todo a medio y largo plazo.
El diagnóstico es fundamentalmente clínico, por ello hay que ir al "reumatólogo que es un médico acostumbrado a ver este tipo de síntomas y a diferenciar unos de otros, y normalmente, nos acompañamos de datos analíticos", explica la doctora. También podrían ser necesarias las pruebas de imagen.
En cuanto a los tratamientos es importante destacar que existen de dos tipos:
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"Dentro de los segundos, tendríamos los fármacos clásicos y fármacos biológicos que en este momento están reservados para pacientes que no han respondido a los fármacos clásicos", concluye la doctora. Para saber más sobre esta enfermedad, en esta página de la Fundación Española de Reumatología (FEC) están publicados varios videos explicativos y también consejos para pacientes de diferentes expertos.