Emilio no es arquitecto pero cada noche construye con cartón los cimientos de su casa. Lo hace para combatir el frío en mitad de la calle. "Sí que pasas frío porque hay corriente o lo que sea; y te apetece tumbarte pero no es una hora adecuada", explica.

Se cubre con el saco de dormir y el calor que ofrecen los voluntarios que se acercan. Traen café, comida y ropa para que se puedan abrigar.

Otros como Emilio se preparan para las heladas de las próximas noches. Rondarán los cinco grados bajo cero y serán las más frías de los últimos cinco años.

Los camareros de la zona ayudan con lo que pueden. "Las pocas mermas que tenemos que nos sobran a lo largo del día las ponemos en tuppers y las repartimos por las noches a la gente", afirma uno de los camareros.

En los comedores sociales no hay una silla libre. En la iglesia de San Antón ayudan diariamente a 300 personas. Desde allí el Padre Ángel lanza un mensaje. "Hay diputaciones, congresos, senados... Eso de las puertas abiertas se podía emplear para el frío también".

Para intentar que nadie duerma sin un techo bajo el frío, el Ayuntamiento de Madrid ha reforzado en 500 plazas su red de albergues.