La historia de las seis fotografías más importantes del Che Guevara nace en el lavadero de Vallegrande, municipio de Bolivia donde expusieron su cadáver. Han estado ocultas durante más de 45 años, en la oscuridad de un armario en un pequeño pueblo aragonés.

Llegaron a manos del misionero español Luis Cuartero, que estaba en Bolivia, directas de quien las tomó para que las pusiera a salvo. "Los negativos llegan al seminario de Sucre, que es donde ellos tenían un pequeño laboratorio", cuenta Imanol Arteaga, sobrino del padre Luis Cuartero.

Las reveló, escondió en su maleta y voló con ellas. "Mi tío las trajo porque vio que eran importantes y que tenían que llegar aquí", continúa Imanol. Su tío volvió definitivamente a España en el 70; su testimonio y pruebas gráficas sirvieron para despejar de manera definitiva cualquier duda sobre la muerte del Che.

"Mi tío se llevó una gran sorpresa cuando pusieron en duda la muerte del Che", afirma Imanol. Ahora es su sobrino quien le da luz a la historia. "Parece que te escruta con la mirada", comenta. Unos ojos ya sin vida, que el viento de las aspas del helicóptero en su traslado abrieron y que el formol se encargó de fijar. Esta historia nació de una muerte y se alimentó del tiempo para hacerse 50 años después pública.