PALENCIA

Un paseo por la Tejeda de Tosande, el bosque de tejos milenarios de Palencia

Es bonito durante todo el año, pero en otoño desprende algo mágico.

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Los tejos son árboles de tronco grueso y copa ancha que crecen en ambientes montañosos. Y perdido entre las montañas de Palencia encontramos uno de los bosques milenarios más importantes de Europa. Se trata de la Tejeda de Tosande, que alberga ejemplares que superan incluso los mil años y que se convierte en un rincón muy especial tanto en primavera como en otoño.

Cuando las temperaturas altas se van y llega el tiempo de sacar las primeras mangas largas, la Tejeda de Tosande luce más bonita que el resto del año. Cobijada por un valle cerrado en el que la humedad y la sombra son protagonistas, en ella pueden crecer sin impedimentos estos árboles considerados sagrados por los celtas. Lo hacen entre rocas calizas, que dan al paisaje un punto extra de belleza que nadie se cansa de admirar.

Como decíamos, algunos de los tejos de este bosque palentino empezaron a echar raíces hace muchísimos años. Algunos superan los 1.500, y en todo este tiempo han crecido y se han convertido en todo un espectáculo. Con troncos retorcidos y huecos que parecen creados a conciencia, son todo un reclamo en la zona.

Tejeda de Tosande
Tejeda de Tosande | Imagen de Alvaprog, licencia: CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons

Debes saber que visitar la Tejeda de Tosande es bastante sencillo, pues hay una ruta de 9 kilómetros entre ida y vuelta que parte de la Dehesa de Montejo y que está muy bien señalizada. Eso sí, para llegar hasta la Tejeda es necesario contar con un poco de entreno, porque la senda tiene una subida moderada que puede dejar sin aliento a quienes no vayan preparados.

El camino hasta allí, además, es también muy bonito y agradable. Robles, encinas y hayas se levantan hacia el cielo creando un paisaje natural precioso. Además, una vez en la Tejeda, todo está preparado para recorrerla sin dañar el entorno. Para ello, se ha construido una pasarela de madera que cruza el bosque para pasear por él bajo la sombra de sus árboles. Además, hay un mirador que regala unas vistas maravillosas de todo el valle.

Unas vistas que, cabe recordar, adquieren un matiz especial en otoño. Es en esta época del año cuando las copas de los árboles dejan de ser verdes para lucir en tonos dorados y rojizos. Un paisaje que, sin duda, querrás fotografiar.

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