CÁDIZ

La curiosa historia del Castillo de Jimena de la Frontera y por qué se erigió en ese lugar

Viajamos al municipio gaditano de Jimena de la Frontera para conocer la sorprendente historia que esconde su castillo.

Castillo de Jimena de la Frontera. Cádiz

Castillo de Jimena de la Frontera. CádizImagen de Adrian Michael en Wikipedia, licencia: CC BY-SA 3.0

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Es el momento más que perfecto para poner rumbo a la provincia de Cádiz, concretamente hasta uno de los municipios con más encanto. Estamos hablando, cómo no, de Jimena de la Frontera. En ese mismo lugar encontramos un gran número de construcciones, monumentos y rincones de ensueño que no dejan indiferente a nadie.

Un claro ejemplo lo encontramos, precisamente, en el conocido como Castillo de Jimena de la Frontera. Debemos tener en cuenta que esta fortaleza fue uno de los grandes elementos defensivos de la frontera sudoccidental del Reino Nazarí de Granada. Entre otras cuestiones, porque era una unión perfecta con Tavizna (Benaocaz) y Castellar de la Frontera.

El Castillo de Jimena de la Frontera, a través de su historia

Para comenzar, debemos tener en cuenta que esta fortaleza se erigió sobre unas ruinas, las de la Oba romana. Al fin y al cabo, se trataba de un lugar absolutamente estratégico, puesto que estaba en la vía entre Córdoba y Carteia. En cuanto al Castillo, es importante destacar que tiene un recinto irregular amurallado que rodeaba a la perfección la antigua villa.

Vista desde el Castillo de Jimena de la Frontera. Cádiz
Vista desde el Castillo de Jimena de la Frontera. Cádiz | Imagen de Fernando José Osuna Trujillo en Wikipedia, licencia: CC BY-SA 3.0

Respecto al interior, destaca por estar principalmente ocupado por el cementerio. En la actualidad, se conserva la puerta de entrada al Patio de Armas, de la que se articulan dos arcos de herradura apuntada que llaman poderosamente la atención. Algo que se construyó para favorecer, aún más, su defensa.

En estos elementos, a su vez, se conservan diversos restos de esa antigua decoración pintada a base de nada más y nada menos que motivos geométricos. Esta icónica puerta está perfectamente protegida por la conocida como Torre del Reloj. Se trata de un torreón rectangular, entre cuyos sillares se encuentran una basa y dos cipos de origen romano.

Un año a destacar en la historia del Castillo de Jimena de la Frontera es 1431, cuando los musulmanes se hicieron con él. Algo que volvió a ocurrir años más tarde, concretamente en 1454. No fue hasta 1456 cuando el bando cristiano, liderado por el Rey Enrique IV, logró recuperarlo. Con posterioridad, en el año 1471, este Castillo fue vendido a Don Enrique de Guzmán, Duque de Medina-Sidonia, para que se encargase de su mantenimiento, así como de su defensa.

Unos cuantos siglos más tarde, concretamente en el año 1810, este Castillo volvió a tener esa esencia defensiva durante la Guerra de la Independencia. Por aquel entonces, el General Ballesteros decidió centrar sus operaciones en el Campo de Gibraltar. Para llevar a cabo su cometido, estableció su cuartel general en Jimena de la Frontera.

Vista panorámica de Jimena de la Frontera
Vista panorámica de Jimena de la Frontera | Imagen de El Pantera en Wikipedia, licencia: CC BY-SA 4.0

Es importante saber que esta fortaleza cuenta con nada más y nada menos que un Alcázar, ubicado en la parte oriental del recinto amurallado, en la zona que corresponde al patio de armas. Justo en el centro, se ubica la Torre del Homenaje. Esta torre vigía es, indudablemente, uno de los elementos más característicos del Castillo. En su interior hay dos cámaras, una baja y una alta. Esta última está perfectamente cubierta con bóveda de paños y, para acceder a ella, hay una escalera de caracol.

Respecto al recinto exterior, encontramos diversos aljibes que, a pesar de ser construcciones de ascendencia romana, lo cierto es que el aspecto que presentan en la actualidad pertenece a la etapa islámica. Sea como sea, el conjunto que forma el Castillo de Jimena de la Frontera nos hace viajar al siglo XIII. Aunque fue reformado con posterioridad y en diversas ocasiones, quedan latentes tanto el periodo nazarí como el cristiano.

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