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Si nos preguntasen cuál es el planeta más caliente del Sistema Solar la mayoría responderíamos Mercurio, porque es el que más cerca está del Sol, pero lo cierto es que estamos equivocados. De algún modo, las condiciones de Venus le roban este récord. ¿Por qué sucede esto? Te contamos los detalles.

Para que Venus destaque como el planeta más caliente del Sistema Solar, es preciso revisar la composición de su atmósfera. Esta se conforma, en más de un 96%, de dióxido de carbono. En abundancia le sigue el nitrógeno, con algo más del 3%. El resto se integra por otros gases, como dióxido de azufre, argón e incluso vapor de agua.

Como existe tanto dióxido de carbono, el calor que llega desde el Sol se queda atrapado en el planeta produciendo lo que conocemos como efecto invernadero. Esto hace que la temperatura media en este planeta sea de más de 450 grados, tres veces más la de Mercurio.

En Mercurio, debido a su proximidad al Sol, la temperatura sube por encima de los 400 grados durante el día pero, no superan los datos de Venus, pese a que se encuentra más cerca de nuestra estrella.

La temperatura extrema de Venus también significa que el planeta tiene una superficie muy hostil. Todo está cubierto de cráteres, montañas y vastas llanuras de lava endurecida, lo que sugiere que Venus fue geológicamente activo en el pasado. Sin embargo, la superficie también cuenta con espesas nubes de ácido sulfúrico, que impiden ver la superficie en luz visible.

La densidad de la atmósfera de Venus es tanta que no resulta factible observar su superficie directamente. Pero por mucho que esto dificulte la exploración de ese planeta, sí se han logrado generar mapas de él con ayuda de radares en sondas que lo han orbitado.

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