Las afirmaciones del ministro de Economía, Luis de Guindos, en las que aseguraba que "la recesión impacta negativamente en lo que es la evolución del empleo", junto al ministro de Hacienda Cristóbal Montoro aludiendo a un "aumento nominal del déficit para el año 2013" y su pronóstico de que "para 2015 suprimiremos ese gravamen. Antes no es factible", se transformaron, en menos de dos meses, en la última afirmación de Montoro en este sentido, cuando señalaba que "con toda probabilidad el segundo trimestre del año será el último de caída de la actividad económica en España".

El derrotismo de Montoro y de De Guindos ha dejado paso al optimismo. Dos meses que comenzaron con el Consejo de Ministros de las caras largas, con Rubalcaba afirmando que de allí "salieron tres ministros, el primero Montoro, que dijo nos sentimos impotentes, el segundo De Guindos dijo somos incapaces, la vicepresidenta apostilló nos rendimos".

No era momento para celebraciones. Tan solo unas horas antes los españoles habíamos conocido los terribles datos de la EPA del primer trimestre: 6.202.700 parados y una tasa de desempleo del 27%.

El 29 de abril Rajoy señalaba: "es mejor decir la verdad, explicar la realidad y no huir de ella, que hacer castillos en el aire". Tras un complicado mes de mayo, en el que el fantasma de Bruselas nos amenazaba con una nueva subida del IVA que Montoro no quería ver ni en pintura. "Vamos a ver, yo no sé dónde han leído que nos hayan pedido que subamos el IVA", decía. Y en el que el barco tocaba fondo con un Margallo que parecía arrojar la toalla cuando reconocía que “en esta crisis no sabemos cuál es la solución”.

La llegada de junio trajo consigo el primer rayo de esperanza con los datos del paro del mes de mayo. Fátima Báñez avisaba de que éste se había reducido “en casi 100.000 personas, 98.265, el mejor dato que conocemos de la serie histórica".

Pero el gran cambio se produce en el momento en que Rajoy y Rubalcaba sellan el pacto de Estado. Tras años de desencuentros, los dos principales partidos alcanzan un acuerdo para afrontar el importante Consejo Europeo de finales de mes. “Como el Real Madrid y el Barça en la Selección”, matizaba la socialista Elena Valenciano.

Con renovados aires y recargados bríos, el Gobierno aparca su pesimismo y comienza a ver la luz al final del túnel.

Por fin, el 18 de junio, el ministro De Guindos comentaba que "en el segundo trimestre de este año, se ha producido un punto de inflexión de la economía española que indica que efectivamente la recesión  se puede estar dejando atrás".

Unos días después el Congreso, por abrumadora mayoría, daba el visto bueno al gran pacto de Estado. Avalado por la fuerza de la Cámara, Rajoy acude al Consejo Europeo a defender los intereses de España ante la UE. Y da sus frutos. "Os podéis sentir corresponsables de esto", afirmaba un orgulloso Rajoy.

Pero no era la única sorpresa de un Rajoy que se guardaba la guinda para el final. El mejor mes de junio de la historia para el paro. "Es un dato que nos deba animar a seguir trabajando". Aunque no todos lo ven tan claro como el Ejecutivo. Tanto Patronal como sindicatos insisten en la temporalidad de los nuevos contratos. El final del verano nos aclarará si estos brotes verdes terminan de florecer o quedan en  un mero espejismo en medio del desierto.