'Fletán, 1995'
La última vez que España estuvo en guerra
¿Por qué es importante? Se cumplen 30 años del regreso al puerto de Vigo del pesquero Estai, coprotagonista de la 'guerra del fletán' entre España y Canadá, un conflicto que tenía como trasfondo los derechos de pesca en los grandes caladeros del Atlántico Norte.

La leyenda dice que el Kraken podía devorar a toda la tripulación de un barco a la vez. Las peripecias de los marineros en mares ignotos se narraban a la vuelta de lo que habían visto y vivido. A profundidades de entre 500 y mil metros en las aguas gélidas del atlántico Norte se encuentra un pez depredador que los congeladores gallegos cargaban por toneladas: el fletán negro o rodaballo de Groenlandia, el monstruo marino que enfrentó a España con Canadá en los años 90.
El 9 de marzo de 1995 a bordo del Estai, los pescadores gallegos faenan un día más en la plataforma continental situada frente a Terranova y Labrador, fuera de la zona económica exclusiva de Canadá, en aguas del Atlántico Norte.
Llueve.
Poco antes de las once de la noche, el ruido metálico de una ametralladora -"rat-tat-tat-tat-tat "- atraviesa el aire.
Las balas proceden del buque canadiense 'Cape Rogers' que lleva horas tratando de dar caza al fletanero español. El Estai recibe un disparo por su proa ordenándole que se detenga, mientras, otra patrullera canadiense dispara sus cañones de agua a presión contra otros pesqueros que han acudido en su ayuda.
Así lo recuerda, 30 años después, Manuel Santiago, el jefe de máquinas: "En ningún momento pensé que fueran a disparar contra nosotros, porque los piratas eran ellos, que nos estaban abordando a nosotros, no nosotros, nosotros estábamos pescando como se pesca hoy en día y como se pescaba antes de ese día".
El pesquero español es abordado y apresado en aguas internacionales y sus 26 tripulantes detenidos y llevados al puerto de St. John, en Terranova. Allí son recibidos como piratas y sus bodegas, con 200 toneladas de fletán, saqueadas.
El ataque canadiense a un barco español causa estupor. Canadá es aliado de la OTAN y socio de la UE por lo que este acto hostil fue totalmente inesperado. El ministro canadiense de Pesca y Océanos, Brian Tobin acusa al pesquero español de capturar 'pezqueñines' y para hacerlo público se planta frente a la sede de Naciones Unidas, enarbolando una red, cortada presuntamente, del Estai.
Para el armador del pesquero español, José Enrique Pereira, todo fue un montaje: "Eso lo llamo yo una campaña de marketing sin tener ningún fundamento, llevó una red que dice que la pescó en aguas internacionales y llevó un pescado por debajo de las medidas que en aquel momento creo que eran 25 centímetros".
Los pescadores son acusados de graves delitos. Alojados en un hotel canadiense, apenas pueden salir a la calle, es tal la campaña de desprestigio del ministro Tobin, que se arriesgan, como mínimo, a los insultos de la gente apostada en la puerta.
Entre tanto, la UE amenaza con un boicot a los productos canadienses si los tripulantes no son liberados con carácter inmediato, el Gobierno español se centra en defender la ilegalidad del uso de la fuerza y el secuestro de un buque en aguas internacionales, pero no consiguen llevar a Canadá ante la Corte Internacional de Justicia.
Mientras, el armador del barco, en permanente contacto con los marineros y sus familias, hace todo lo posible parar liberar a la tripulación, tras 6 días y previo pago de una fianza de 50 millones de pesetas, Canadá los deja libres y el 23 de marzo, el pesquero Estai llega Vigo, donde le espera una multitud de apoyo.
Pero el conflicto pesquero continúa en aguas de Terranova, la Armada Canadiense acosa a otros pesqueros españoles y para demostrar su fuerza, envía dos buques de guerra y un rompehielos con una orden escrita contra los marineros españoles: "La fuerza letal está autorizada".
Esta frase se interpretó como una velada declaración bélica y el Gobierno de Felipe González ordenó a la Armada Española poner rumbo a la zona en apoyo y protección de nuestra flota.
En el fondo del enfrentamiento, el agotamiento previo del bacalao, en el que participaron activamente multitud de flotas extranjeras y que derivó en el ataque del Estai, sentó a España y a sus socios europeos en una partida geopolítica por el control de los recursos pesqueros.
Spoiler: el conflicto no acabó bien para España.