Cientos de mujeres vivieron la cárcel, con sus hijos y algunas los vieron morir. "Esto forma parte de una forma de represión específicamente femenina. Los hombres no eran encerrados con sus criaturas", explica Vicenta Verdugo, doctora en Historia Contemporánea por la Universidad de Valencia.

"En Ventas pudo haber 300 niños, los hijos morían en las cárceles, lo peor que le podía pasar a una mujer era que la encerraran con su hijo porque el niño también iba a pagar con la prisión", añade Montserrat Llor, periodista autora de 'Atrapados: Guerra Civil y represión'.

Ángeles Flórez, a la que todos llaman 'Maricuela', estuvo durante cuatro años en prisión en Saturrarán (Euskadi). Ahora, aunque ya han pasado muchas décadas, todavía recuerda cómo era: "Tenía camas para 20 personas y éramos 100. Nos daban comida como para cerdos. No había higiene, había un bañal para todas".

Sin embargo, Franco no quería mostrar esa imagen y por eso decidió enviar a ciertas cárceles 'elementos decorativos' para que figuraran en las fotografías. Maricuela explica que tuvo que posar con máquinas de coser que les llevaron para la ocasión, máquinas que ni tan siquiera funcionaban.

"Franco quiso hacer que las presas vivíamos bien. Nos pusimos curiosas y nos pusieron en las máquinas, sólo sabían coser dos", destaca esta miliciana socialista durante la Guerra Civil.