El avance de la extrema derecha

La rebelión de los 'fachavales' o cómo el discurso ultra ha calado en los más jóvenes

¿Por qué es importante? Para muchos jóvenes ser 'facha' ya no es un adjetivo despectivo, sino un sinónimo de rebeldía y de luchar contra aquello políticamente correcto. Cantar el 'cara al sol' ya no les escandaliza y son muchos los que capitalizan el odio de los chavales en redes sociales.

¿Por qué es importante? Para muchos jóvenes ser 'facha' ya no es un adjetivo despectivo, sino un sinónimo de rebeldía y de luchar contra aquello políticamente correcto. Cantar el 'cara al sol' ya no les escandaliza y son muchos los que capitalizan el odio de los chavales en redes sociales.

Hay días en los que un profesor entra en la clase sabiendo que el tema que toca puede traer problemas. "A ver por dónde salen estos hoy", pensará. Se lo dice a sí mismo en plural, pero sabe que en realidad el ruido puede llegar por dos o tres chicos que últimamente andan más envalentonados. Los tiene calados, como a aquellos que se dedicaron a negar el holocausto el curso pasado. O los que en otro instituto rechazaron leer los cuentos de Emilia Pardo Bazán "porque era feminista".

Son episodios reales que se han vivido en institutos y que ha recopilado para esta Sexta Columna una profesora ya jubilada de Murcia, Isabel María Abellán. Insiste en que la inmensa mayoría de chicos no levanta la voz ni es irrespetuosa, pero ahora es habitual encontrar algún alumno que no acepta otras opiniones. "Recuerdo la riqueza de los debates en mis primeros años, debates respetuosos, los alumnos escuchaban y luego tan amigos. Eso me reconfortaba y me resultaba enriquecedor".

¿Por qué está produciéndose esta rebelión de fachavales?

Porque no es la primera vez que los jóvenes tienden más hacia la derecha en España. Aunque las encuestas no fueron capaces de verlo, Aznar ganó las elecciones del 96 apoyado en los jóvenes. Pero sólo el 3% de aquella generación se identificaban con la extrema derecha. Hoy, según el CIS de julio, son el 15,2%.

En aquella época, además de las chaquetas bomber militares se puso de moda abandonar los estudios. Había un efecto llamada: el ladrillo promovido por el Gobierno hacía que muchos chicos jóvenes salieran por la puerta del instituto, para volver sólo un mes a lomos de una moto ruidosa en la que recoger a su novia.

En la actualidad, esa misma novia tendría muchas más posibilidades de acabar licenciándose en la universidad que él (un 61 por ciento de las personas que se titulan son mujeres) y la obra no tiene tanto atractivo.

Para la politóloga Anna López, esta situación supone que los hombres menores de 40 años perciban "una pérdida de estatus, es decir que las mujeres avanzan de forma mucho más rápida en ámbitos como la educación y en el empleo. Y ante este avance de las mujeres ellos lo perciben como un juego de suma cero: lo que ganan ellas lo pierden ellos".

Y ahí aparece una panoplia de influencers en redes sociales para rescatarles en el móvil. El problema no eres tú, les explican, es de un sistema que favorece a la mujer o al inmigrante, en lugar de proteger a un español de pura cepa como tú, que estás casi en peligro de extinción. Mensajes que son el caldo de cultivo perfecto para partidos políticos como Vox, con cientos de miles de seguidores en Tik Tok, muy por delante del resto de partidos. ¿O se creen que la intervención de Feijóo cantando “Me gusta la fruta” en formato móvil es casual?

"El crecimiento de los jóvenes por parte de la ultraderecha se debe a que han capitalizado mejor el voto del malestar relacionado con la falta de acceso a la vivienda o la precariedad laboral", defiende Anna López.

Pero fiar que la rebelión de los fachavales disminuya porque se arregle el problema de la vivienda es mucho fiar. Así que mientras tanto, ¿qué hacemos para convencerles de que su compañera de pupitre no es la culpable de su situación?

Probablemente no podemos evitar que un gymbro les ofrezca hacer 50 flexiones e invertir en bolsa como solución, pero sí se puede usar una de las grandes herramientas de la democracia: la educación. Y no sólo en los colegios, la página web broders permite a los chavales consultar sus dudas sobre todo tipo de temas. Entre otros, sobre un feminismo que, a veces, perciben como negativo.

Uno de sus fundadores, el investigador y sociólogo, Lionel S. Delgado, explica cómo los jóvenes encuentran un espacio de pertenencia ante la sensación de vulnerabilidad que viven en un mundo en crisis. "Establecen una red alternativa masculina fuera de toda la lógica de odio y de visceralidad manosférica".

Otra alternativa es limitar el poder casi ilimitado de las grandes empresas que están detrás de esas redes sociales que les invitan constantemente a vivir en un entorno de odio. "Claramente estas grandes plataformas operan fuera de la capacidad de control de los estados. Y la democracia es un instrumento definido para actuar dentro del límite de los estados", argumenta Eva Anduiza, catedrática de Ciencia Política en la Universitat Autònoma de Barcelona.

Recuerda que la Unión Europea ha intentado limitar ese poder omnímodo para defender que es una vía que "tendremos que reforzar si queremos limitar o controlar algunos procesos que se están yendo completamente de cualquier forma de control". "Si la orientación de estas plataformas no es en favor de la protección de las instituciones, de las actitudes democráticas, del pluralismo… tenemos un problema severo".