El padre y el hermano de Francisca habían luchado en el bando republicano y acabaron redimiendo penas en un campo de trabajo mientras su familia se moría de hambre. "Nos levantábamos y preguntábamos: '¿Y mamá dónde está?' Mamá había salido a la calle a pedir para darnos de comer", relata la propia Francisca.

A sus 96 años, Francisca recuerda perfectamente todo lo que vieron sus ojos. Ha escrito de su puño y letra un poema en honor de aquellos presos; unos versos para recordar a quienes la historia ha pretendido olvidar:

Al recordar esta historia, me duele el corazón

estación Los Merinales, campos de concentración

colonias penitenciarias, esa era la dirección

Allí tenía yo a mi hermano, también estaba mi padre

Allí había muchos hombres, reunidos por los alambres

A punta de pico y pala hicieron este canal

calladitos y en silencio, detrás estaba el guardián

estaban redimiendo causa, qué delito cometieron

si sólo querían la igualdad de los hombres y los pueblos

Yo, a la sombra de un eucalipto, rodeada de muchos alambres

allí llevé a dos de mis hijos para que los conociera mi padre

Esto no es una poesía, es una ofrenda de honor

para todos los que vivieron los campos de concentración.

Una historia de represión franquista: usurpar un negocio a punta de pistola

Juan Antonio Azcón Cornel y Ángeles Malonda Arsis fue una pareja de represaliados por el franquismo. Su farmacia les fue usurpada a punta de pistola. Él fue asesinado en prisión. Ella fue encarcelada pero tuvo tiempo (y arrojo) para recuperar su negocio en Gandía.