Tener a un dictador como Franco en una megalómana construcción como el Valle de los Caídos es una rareza si nos fijamos en los países del resto del mundo. El primer ejemplo es que dictadores como Ceausescu o Salazar están enterrados en cementerios comunes.

Queralt Solé, doctora en historia contemporánea por la Universidad de Barcelona, afirma que "otros mausoleos como el de Franco en países democráticos no existen, es el único. La respuesta es sencilla".

El periodista Antonio Maestre recuerda que "lo más parecido que puede haber es Predappio, en Italia, el lugar de nacimiento de Mussolini donde cada año hay un homenaje de fascistas italianos".

Se trata de un pequeño pueblo en el que está la casa natal de Mussolini y también una tienda de souvenirs donde se venden vinoso bustos del dictador italiano, además de otros complementos. Cerca está la cripta, donde reposan sus restos.

Sin embargo, en países como Alemania cualquier lugar de peregrinación nazi está eliminado. Por su parte, los restos de Stalin fueron desplazados de la Plaza Roja de Moscú a la necrópolis de la Muralla del Kremlin.

Y cuando murió el dictador chileno Pinochet, muchos fueron a despedirle en un funeral en el que se le veló con honores militares, pero no fue un funeral de Estado. El periodista Isaías Lafuente recuerda que "Con Pinochet pasó lo mismo en Chile que en España y Bachelet se opuso y dijo que no, que un país democrático no le iba a rendir homenajes a un dictador". La familia acabó escondiendo sus restos en una capilla privada.

Igual que los del dictador argentino Videla, que está enterrado en una tumba con un nombre falso.