Lo que representaba Carrero Blanco, la mano derecha del dictador, le había puesto en la lista negra de ETA al menos un año antes del atentado. En 1972 llegaba a las fuerzas de seguridad españolas un informe que alertaba de una operación llamada 'Turrón negro', en la que los etarras planteaban secuestrar a personalidades como el príncipe Juan Carlos o el vicepresidente del Gobierno, el propio Carrero.

Sin embargo, explica el periodista Manuel Cerdán en el vídeo sobre estas líneas, "no se hizo nada, no hubo ningún reforzamiento de la seguridad". Todo ello a pesar de que aquellos jóvenes terroristas no eran precisamente discretos. "Salían por la noche, se dejaban ver, se les dispara dos veces una pistola en el piso, se la dejan olvidada en un bar encima de la barra, hacen prácticas de tiro en la Casa de Campo...", detalla el periodista, mientras el profesor de Historia Jose Antonio Castellanos se hace una pregunta: "¿Cómo no les pillaron cometiendo tantos errores?"

Lejos de pillarlos, durante meses los etarras pudieron seguir los movimientos de Carrero Blanco y comprobar que repetía a diario la misma rutina matutina. De casa a misa de 9 y vuelta a casa antes de ir a trabajar. Secuestrarlo dentro de la iglesia parecía factible.