En 2013, las Islas Canarias recibieron más de 10 millones de visitantes, pero tan solo 10 años después han superado los 14 millones, es decir, hay seis turistas por habitante. Esto ha provocado que comiencen a producirse manifestaciones y protestas, como la del pasado 20 de abril, porque los vecinos aseguran que no pueden seguir viviendo así.

"Solo se veían cabezas", asegura la canaria Anne Striewe, directora general en Fundación Canarina; que ha vivido durante años gracias al turismo; y sostiene que en la manifestación había un "flujo de gente constante" que no sucede "ni en Carnavales".

Por su parte, Iván Cerdeña Molina, voluntario de ATAN, define esta manifestación histórica como "un desborde ciudadano": "Ninguno de los colectivos que la organizamos se esperaba una convocatoria tan grande y tan numerosa de personas", sostiene; y defiende que el problema del turismo en Canarias ya "no es ajeno a nadie".

Ese día, Canarias quiso que le mundo conociera su pesadilla. "Salimos a la calle para hablar de los problemas que tenemos y de los problemas que está causando un modelo turístico que tiene décadas", denuncia Iván Cerdeña, que comprende que este modelo funcionara en "los años 60 y 70 para traer progreso a las islas", pero que ya no es sostenible.

"No podemos seguir viviendo exactamente igual con el mismo modelo que teníamos en aquella época. Ya no nos vale", asevera, ya que este modelo lo que está haciendo "es llevarse el 80% del beneficio fuera de Canarias", mientras que en las islas el turismo masivo deja "sueldos precarios, consecuencias sobre el territorio y sobre la naturaleza". Es por eso que piden límites para este "turismo sin control".