La de alcalde a veces se convierte en una profesión de riesgo. Así lo demuestran los casos de un pueblo de Jaén, donde la casa del regidor fue incendiada o del alcalde de Pamplona, que tuvieron que ser custodiados por la policía en las fiestas de San Fermín.

En Casar de Cáceres, en Extremadura, su alcalde, Rafael Pacheco recibió una agresión por parte de un vecino. Los motivos se remontan a un duro debate en el pleno municipal dondeel PP no quería cumplir con la ley de memoria histórica y retirar una cruz presente en una de las plazas de pueblo con un pasado franquista.

Finalmente, la cruz fue retirada y trasladada al cementerio municipal, decisión que motivó la agresión que recibió Rafael: "Fuimos a visitar cómo estaba la obra y hubo alguien que se bajó y yo me acerqué, porque pensaba que quería hacer alguna pregunta, y en lugar de darme una pregunta pues me agredió", comenta da laSexta Columna el alcalde, que repite en las inminentes elecciones municipales como candidato socialista. Asegura que este episodio tiene su origen en los discursos más incendiarios con los que "hay quien se ha empeñado en radicalizar las ideas y en romper el clima de tolerancia que se ha vivido durante 40 o 45 años en España".