Aurelio González, agricultor de un pueblo de Zamora, lleva la mayor parte de su vida trabajando en el campo. El hombre heredó de su familia el amor por el agro, y vive pegado al recuerdo de quienes desde hace siglos alimentan España.
Sin embargo, en la actualidad, Aurelio, agricultor de raza, está en peligro, aunque no por los problemas de siempre, como es el clima o la escasez de lluvia, sino por otros muy actuales. Aurelio y muchos agricultores de España viven bajo asedio por el precio del combustible o los abonos, mientras no pueden asegurarse un precio justo para lo que venden, y crece una competencia feroz en la que cada vez menos jugadores, pero mucho más poderosos, quieren hacerse con mayor proporción del mercado.
"Llevo 20 años con esto y nunca había visto una temporada con la incertidumbre de ahora. Jamás había oído a un agricultor pensar si iba a sembrar o no, porque nuestra cultura es que si viene un año malo, tiras de reservas del año que ha venido bueno y tiras para adelante, pero si ahora pierdo 60.000 euros y otros 10.000 que he perdido este año, es que te vas a la ruina, por lo que te toca buscar otra cosa", lamenta.