El papel de las familias
Dr. Sandiumgene, del Vall d'Hebron: "Todo ciudadano español es donante de órganos salvo que diga lo contrario, pero la aplicación de la ley es suave"
El Hospital Vall d'Hebron abre sus puertas a Salvados para mostrar el trabajo de los profesionales que acompañan a pacientes y familias de los donantes que acaban de fallecer, sosteniendo de esta manera uno de los sistemas más admirados del mundo.

El doctor Albert Sandiumenge figura entre los especialistas que Gonzo entrevista en este nuevo reportaje de Salvados, grabado durante una semana en el hospital Vall d'Hebron de Barcelona. Su trayectoria le llevó a la unidad de trasplantes y donaciones, por lo que él describe su función de coordinador de este programa como una "evolución natural", y hoy forma parte de uno de los equipos más punteros en este tipo de cirugía de España y del mundo.
Sandiumenge recuerda con Gonzo cómo, en sus inicios, trabajar en cuidados intensivos le permitió comprender la realidad de muchos pacientes y las posibilidades que ofrece la donación. "Ahí es donde ves gente que, desgraciadamente, no evoluciona como nos gustaría a pesar de todo el tratamiento y acaba en una muerte encefálica o en una situación en la que ya no podemos avanzar más. Ahí es donde aprendí que existen otras maneras: hacer algo más, continuar el proceso y dar vida a otras personas", le explica al periodista.
El sistema de trasplantes lleva años considerado el gran orgullo de la sanidad pública española. Solo en 2024, 623 personas recuperaron la respiración gracias a un trasplante, más de 6.400 recibieron un órgano y cada día se contabilizaron de media ocho donaciones y 77 intervenciones. Para Sandiumenge, la clave está clara: "Creo que el secreto del éxito es que en cada hospital hay un coordinador de trasplantes".
La mecánica del sistema de donación
Entre quienes desempeñan ese papel está también la doctora Aroa Gómez, intensivista y coordinadora hospitalaria, que también participa en el reportaje de laSexta. Ella resume así su función: "Básicamente, nos encargamos de los donantes, de la parte inicial, del primer paso. Sin donante no hay trasplante". Su labor consiste en anticiparse: "Nosotros intentamos adelantarnos un poco, ir viendo cuál es la evolución de esos pacientes, para que en el momento en el que se acerca el fallecimiento por criterios neurológicos -lo que llamamos muerte encefálica- o un paciente en el que se va a hacer la retirada de medidas de soporte vital porque el tratamiento ya es fútil, nosotros tengamos una idea de si ese paciente podría ser donante o no".
La doctora reconoce la dureza de acompañar a las familias en esos instantes límite. "Es una drama", afirma, aunque desvela que hay algo que amortigua ese peso emocional: "Cuando las familias son capaces de abstraerse de su dolor y ver que hay una nueva oportunidad para otras personas, y que toda esa situación que están viviendo puede tener un sentido, lo viven mejor".
En España, la ley establece que "todo ciudadano español o residente español es donante salvo que diga lo contrario", pero aun así "las familias siempre juegan un papel importante" porque "la aplicación de esta ley es suave". Por eso, añade Sandiumenge, siempre preguntan a la familia "qué pensaba su familiar sobre la donación".
La vivencia personal del doctor Sandiumenge
A lo largo de la conversación con Gonzo, Sandiumenge comparte una experiencia íntima que marcó su forma de enfocar la profesión. "Te voy a contar una historia que me sucedió cuando estaba empezando en esto de la donación", anuncia.
"Mi padre, desgraciadamente, falleció. Tuvo un ictus, una hemorragia cerebral, y lo llevamos al hospital. Se intentó hacer todo lo posible. Yo estaba allí en ese momento, muy pendiente y siguiéndolo todo. Mi padre falleció, muerte encefálica. A mí nadie me planteó la posibilidad de que pudiera ser donante y yo, que ya me dedicaba parcialmente a esto, no fui capaz ni de pensarlo, porque es una tormenta emocional", relata con emoción en su entrevista.
En aquella situación, su prioridad era proteger a su familia y asegurarse de que su padre no sufriera, "que fuera algo rápido". "Y no se me ocurrió. Y yo sé que a mi padre le hubiera encantado ser donante. Él era médico y, además, creía firmemente en esto", recuerda.
Desde entonces, explica, trabaja para que todas las familias puedan, al menos, decidir. "Y cómo se lo planteas es muy importante, porque es un momento muy difícil en la vida de una persona. Es probablemente el momento más difícil que tienes que soportar: cuando se muere alguien que quieres", destaca.
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