Cuando quedaban dos meses para que se celebrase el juicio por la muerte de Xavi, Gonzo habla con la familia del joven que murió engullido por una máquina de una fábrica de Cornellà de Llobregat.

Salvados entra en una celebración de la familia, una barbacoa en la que, como cuentan los familiares, intentan que "no se les note" su tristeza. "Rosi es la que nos empuja a todos, es un ser especial. Es increíble", confiesan. Esa Rosi es la madre de Xavi, que con Gonzo confiesa que intenta mostrarse "fuerte" ante el resto.

"Mi hermano no me ha visto llorar, saben perfectamente cómo lo estoy pasando. Me gusta llorar sola", cuenta a Gonzo. Son esos momentos con su familia los que son "vida" para ella: "Son o aferrarme a la vida o pensarlo de otra manera".

Rosi se "quita el sombrero" con los amigos de su hijo, a quienes conoce desde los 6 años. "Sus vidas no son fáciles ni las de ninguno. Me quito el sombrero con ellos. Pocas veces oigo que tenemos una juventud bonita. No es la juventud que pintan", afirma.