El padre Esteban conoce bien las condiciones de vida de los inmigrantes que llegan hasta Marruecos con el deseo de saltar la valla. Unas condiciones “dramáticas, de una precariedad total, de unas condiciones de vida durísimas, especialmente en el invierno, en que tienen que estar en los montes y la única casa por la noche son piedras y plásticos que nosotros damos en la medida en que la Policía lo permite. Y lo valoran. Una manta y un plástico aquí es un tesoro”.
Ayudan a los inmigrantes de cuatro maneras. “Primero, acompañar a los inmigrantes en todo el proceso en el sistema sanitario marroquí. Segundo, atenderlos 24 horas con un servicio telefónico de urgencia para las necesidades más graves. Tercero, distribuir los materiales necesarios para que no se agrave su situación. Y cuarto, sensibilizar en los grupos sobre los problemas sanitarios que pueden tener más graves como el sida y otros”.
La asistencia médica que les están dando a los inmigrantes lo paga el Gobierno suizo. “Gracias a la mediación de Médicos Sin Fronteras, logramos un proyecto a dos años con la cooperación suiza, explica Esteban.
Las enfermedades más comunes que se encuentran entre los inmigrantes son “las derivadas de enfermedades de piel y vías respiratorias. Sarna, por ejemplo. Ese es un capítulo, las derivadas de sus condiciones de vida. Pero después el otro capítulo son las heridas derivadas también de los intentos de pasar la valla”, comenta.
El delegado de Migraciones del Arzobispado de Tánger comenta que todos los inmigrantes que reciben y atienden tras los intentos de valla en el hospital, “la mayoría de los golpes ellos los atribuyen a golpes de las fuerzas auxiliares marroquíes y en el caso de los ojos perdidos a las balas o a pelotas de goma de la Guardia Civil”. Por ello cree que “esto hace caer en la cuenta una vez más de la necesidad de observadores imparciales en el terreno con plena autorización”.
El padre Esteban entiende “perfectamente” que a pesar de los peligros que tiene saltar una valla como la de Melilla por los inmigrantes que llegan hasta aquí sigan totalmente dispuestos a saltarla.
Si le dieran poder ejecutivo para intentar solucionar esto, Esteban Velázquez antes de empezar por medidas concretas, empezaría por “una educación del deseo a nivel mundial a grandes dosis” porque la “solidaridad del futuro, a diferencia de la solidaridad del pasado, que era distribuir, es ir contra nuestros propios intereses y contra nuestros propios deseos”.
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