En plena grabación

"Ha caído una bomba": un estruendo interrumpe el vídeo de Nour Alsaqa para Salvados en el que cuenta cómo se vive en un campo de refugiados

Gonzo habla desde Ammán con la joven periodista gazatí Nour Alsaqa, quien presta a Salvados, además de su testimonio, algunos de los vídeos que a diario graba por la zona para documentar la "cruda realidad" de quienes sobreviven en la Franja.

"Ha caído una bomba": un estruendo interrumpe el vídeo de Nour Alsaqa para Salvados en el que cuenta cómo se vive en un campo de refugiados

Gaza ha vivido su primera semana en tregua, pero las primeras señales de un posible respiro pillaron al equipo de Salvados grabando este programa en Jordania, cuando aún eran solo rumores de un acuerdo de alto el fuego. Una semana después de que la tregua se haya hecho realidad, el programa se emite con un testimonio que, más que nunca, recuerda lo que queda después de las bombas.

En Ammán, Gonzo se encuentra con dos cooperantes españoles de Médicos Sin Fronteras -Aitor y Pepe-, a los que entrevista a pocas horas de entrar y de salir, respectivamente, de la Franja de Gaza. También habla con Nour Alsaqa, periodista gazatí de 25 años y responsable de comunicación de campo de la ONG. A través de su cámara, Nour muestra al mundo la vida bajo el asedio, la resistencia cotidiana y ahora, el silencio que deja la devastación.

"Hola, Nour, buenos días. Un saludo desde Ammán", comienza Gonzo, en una charla que, por fuerza, tiene que ser a distancia. "Me encantaría poder estar teniendo esta conversación contigo en persona, pero como sabes, los periodistas extranjeros no podemos entrar en Gaza". Ella responde desde Az Zawayda, donde vive desplazada junto a su familia tras abandonar Jan Yunis. "Trabajo como responsable de comunicación de campo en Médicos Sin Fronteras. Y la mayoría de las cosas que ves de Médicos Sin Fronteras desde Gaza las hago yo", explica.

La cámara de Nour cuenta al mundo la realidad y el horror de Gaza

Desde su cámara, Nour recorre los campos de refugiados en el sur de la Franja, donde se hacinan los desplazados del norte arrasado por el ejército israelí. "Me encuentro en medio de un vertedero. Esto solía ser un terreno completamente vacío: sin basura, sin gente, sin desplazados ni tiendas de campaña", relata en un vídeo que ella misma ha grabado y que ofrece al programa de laSexta.

Su trabajo es documentar, filmar, editar, pero también dejar constancia de las vidas que la guerra intenta borrar. "No solo estoy haciendo algo que me gusta -filmando, escribiendo, editando y produciendo-, sino que también estoy dejando espacio para que se escuchen nuestras historias", le cuenta a Gonzo en esta entrevista. Su tarea, dice, es "muy difícil, pero muy bonita a la vez".

En uno de los momentos más duros de los testimonios audiovisuales que regala a Salvados, la explicación de cómo es el día a día en un campo de refugiados es interrumpida por un estruendo. "Creo que ha caído una bomba cerca hace unos segundos", dice. Instantes después, retoma su relato, con naturalidad: "Así es como la gente cocina aquí el pan".

"No hay tiempo suficiente en el mundo entero para contar lo que está pasando"

Cuando Gonzo le pregunta por las dificultades para contar lo que ocurre, Nour afirma que "lo más difícil es no poder contar todas las historias". "No hay tiempo suficiente en el mundo entero para que la gente escuche todo lo que está pasando", lamenta. La magnitud de la tragedia, resume, "da miedo".

Más allá de las cifras de muertos y heridos, Nour insiste en la dimensión humana del desastre. "Junto a miles de heridos sin acceso a una sanidad digna, hay cientos de miles de personas enfrentándose a las peores condiciones de vida posibles". La periodista, que ha perdido familiares, compañeros y su propia casa, mira con temor hacia el futuro: "Claramente, esto impactará en el bienestar físico y emocional de las próximas generaciones. Esto es lo que, personalmente, más me aterroriza."

Su voz, grabada antes del alto el fuego, suena hoy como una advertencia: la tregua no basta. Nour lamenta que el giro en las reacciones internacionales -de la compasión a la exigencia de un fin del conflicto- haya llegado "demasiado tarde". En su trabajo, dice, seguirá "dejando espacio para que se escuchen nuestras historias", porque contar sigue siendo la forma más firme de resistir.

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