Juan es el camarero que toma nota del pedido del chef de Pesadilla en la cocina y este aprovecha para que le de su diagnóstico particular de lo que sucede: "Toni es una persona blanda y deja pasar mucho y no hay nadie que nos dirija". Con esta información, Chicote confirma que "cada uno hace lo que le sale de los cojones". "Sí, incluido yo", afirma Juan.

Chicote quiere saber a qué se debe el desánimo ya que el dueño no siempre ha sido así: "Ha cambiado a raíz de que esto está muy flojo". El camarero explica que el máximo que se hace de caja son "300 euros un sábado".

El restaurante está situado en una calle céntrica llena de bares en Badajoz pero el local de A la parrilla es siempre la última opción cuando el resto de locales están llenos. "Te asomas a la calle y ves todos los bares lleno y el tuyo vacío y te desanimas", explica.

Otros momentos destacados

Tras la decepción de la comida llega el momento de visitar la cocina y conocer al personal donde tiene lugar el primer encuentro con Sonia, una cocinera que no se toma nada bien los comentarios de Chicote. Asegura que el cocinero no le impresiona y que lo que tenga que decir "se la bufa" y así se lo hace saber al cocinero con un frío recibimiento.

La tensión con el personal no se limita a la cocina y Juanfran, el camarero más joven, tiene un encontronazo con Chicote después de cometer varios errores con las comandas que ralentizan el trabajo en la cocina. En lugar de asumir su responsabilidad, Juanfran reacciona contra Chicote y le manda "a tomar por culo". Algo que no sienta nada bien al chef.

En un nuevo servicio, Chicote vuelve a escuchar cómo se culpa a los clientes de los problemas del personal. En concreto, Sonia dice que la gente de Badajoz "está por civilizar". Antes esta desfachatez, el chef asegura que siente vergüenza.

Durante la visita a A la parrilla, Alberto Chicote tiene que armarse de paciencia para lidiar con los malos modos de Sonia que asegura que es el chef el que "le toca los cojones y le desalínea los chacras".

Paradojicamente, Sonia será, junto con Toni -el dueño-, quien más sorprenda durante el servicio de la reapertura. La cocinera demuestra estar a la altura, al estudiarse la nueva carta. Y Toni hace gala de liderazgo al ponerse al frente de las comandas en un momento en el que la jefa de cocina pierde el control de los platos. Sonia y Chicote sellarán la paz con un abrazo al final del servicio.