Cuando Alberto Chicote llega a Generación del 27 ya empieza a ver el cachondeo que reina en el negocio. Para empezar intentan que pruebe una paella que lleva tres días a la intemperie en el mismo recipiente en el que se hizo. "¿Que voy a probar yo eso? No te lo crees tú ni borracho", les dice.

Con más miedo que vergüenza, Chicote se dispone a probar la carta pero descubre que no hay nada de lo que aparece en la carta. El camarero le canta los cuatro o cinco platos que hay y el chef pide que le traigan todos aunque después no comerá ninguno: la ensalada llega en un plato que la cocinera ha limpiado con el mismo papel que ha usado para la nariz, el salmorejo está ácido, los espaguetis recalentados en el microondas... Termina saliendo del local sin comer.

Las sospechas de Alberto Chicote se confirman en la inspección de la cocina de la que sale entre arcadas y diciéndole a los empleados que son "los cuatro jinetes del Apocalipsis sin guadañas".

En uno de los servicios una clienta avisa de que ha encontrado un pelo en su plato, al devolverlo la cocinera tira al plato al suelo ante el pasotismo del dueño. Alberto Chicote se queda alucinado con que Paco no reaccione ante el caos que se monta: "Paco, eres como una cuchara, ni pinchas ni cortas".

Tras el caos del primer servicio, Chicote reúne a la plantilla y la cosa no mejora. Las malas formas y las risas del personal hacen que Chicote pierda la motivación para ayudar al dueño porque ni él mismo parece preocupado por su negocio.

El segundo servicio es todavía peor que el primero, Estefanía tiene una bronca con el dueño y termina lanzándole un recipiente de azafrán. La intervención de la novia de Paco empeora aún más las cosas y él acaba sangrando y con arañazos.

En medio de un segundo servicio caótico, la reacción del dueño es tomarse un whisky y Alberto Chicote estalla ante tal despreocupación y abandona: "Te ríes de mi trabajo".

La renuncia de Alberto Chicote deja a la plantilla desolada y Estefanía da rienda suelta a su rabia contra el mobiliario del local a sillazos y rompiendo cristales.

Alberto Chicote no confía demasiado en que el personal esté a la altura del relanzamiento del negocio y asegura antes de empezar que "se masca la tragedia". La mala actitud del camarero con los clientes está a punto de dar al traste con todo.

La reapertura va de mal en peor y ante la brusca huida de la cocinera, Alberto Chicote tiene que ponerse a los mandos para terminar el servicio. El chef acaba reuniendo a la plantilla para darles sus impresiones y deja un recado al camarero: "Rafa, tú me sobras".