Era la hora del recreo en un instituto de Arganda. Una niña de primero de la ESO, de 12 años, ofreció a sus compañeros unas pastillas que había cogido a su madre. Se trataba de Lorazepam, un ansiolitico muy efectivo que se utiliza para tratar, entre otras cosas, ansiedad o alteraciones de sueño.

Entre 6 y 8 niños habrían ingerido las pastillas. Pocos minutos más tarde, ya en clase, los fármacos empezaron a hacer efecto. Los niños se quedaron dormidos, lo que llevó a los profesores a dar la voz de alarma.

Al final, cuatro de ellos tuvieron que ser trasladados al hospital por una posible intoxicación por fármacos. Sin embargo su estado no era grave y, tras permanecer el resto del día en observación, fueron dados de alta. Dos de los intoxicados han vuelto a clase con pocas ganas de volver a probar fármacos y con la regañina de sus padres encima.