Se llama Juan Carlos Aguilar y tiene 47 años, pero su nombre shaolin es Huang, en chino, significa brillante, alegre y feliz. Sin embargo Huang se apartó en algún momento de estas directrices y se pasó al lado oscuro. Este bilbaíno se convirtió a los 31 años en el primer monje occidental ordenado en este monasterio chino.

Su currículum no tiene fin, campeón del mundo de armas  de kung-fú hasta en 3 ocasiones. En sus autopromos le hemos visto manejar todo tipo de armas: es capaz de depilarse con un cuchillo: si sin inmutarse, ni por supuesto, cortarse, manejar todo tipo de hachas e incluso al estilo Robin Hood con el arco.

Tiene el  K.O más rápido de la historia del kun-fú en España, cuesta seguirle el movimiento y la imagen no está acelerada. Con la misma habilidad es capaz de sacar notas de Albéniz con una guitarra española.

Logró entrar en el monasterio de China, la meca de los saholines, y allí aprendió a meditar y depuro el arte del a lucha. Ha tenido de fans hasta a la policía china.  Los guerreros de shaolín son capaces, solo con el poder y dominio de la mente, de doblar lanzas apoyadas en la base de la tráquea,  ayunar durante días o andar sobre ascuas sin inmutarse, ni mover un musculo.

Pero estos monjes aprenden sobre todo una lección: el gran poder para ellos reside en un alma pacífica preparada en todo momento para la guerra y eso parece que a Juan Carlos Aguilar se le olvido y ha pasado a ser un presunto  peligroso asesino en serie.

Contaba con su propio gimnasio donde daba clases de arte marciales y para terminar de rizar el rizo  incluso dio clases a la propia ertzainza.

Fundo en España el Monasterio Budista Océano de la Tranquilidad y  se paseaba por las televisiones dando lecciones de autocontrol. Hoy todas sus páginas están cerradas. Excepto su facebook, en el que aparece en esta tierna foto con un cervatillo

Dice un proverbio chino "que todas las todas las artes marciales de este mundo fueron creadas bajo el Sol de Shaolin" y sus monjes son pacíficos, entregados a la religión y con una gran espiritualidad Huang se olvidó de estas lecciones y ha terminado cambiando sus imágenes  espirituales por la de su detención.