Seis jóvenes iraníes han sido condenados por salir felices en un vídeo bailando. Pero resulta que ser feliz no está bien visto en Irán. Su vídeo con los tejados de Teherán de fondo ha escandalizado a los ayatolás. Lo tachan de vulgar y a ellos de mantener relaciones ilícitas.

Pero en su caso, la felicidad tiene un precio: 91 latigazos y seis meses de prisión, aparte del escarnio público en la televisión nacional. Porque tras dar la cara por ser felices les ha tocado aparecer de espalda a la cámara. "Nos dijeron que querían producir una película autorizada por el Gobierno", explica uno de los detenidos.

“Nos dijeron que íbamos a ser famosos”, asegura uno de los detenidos. Sin olvidar el mensaje final para quienes se sienten tentados por la felicidad. “Las autoridades les identificamos en dos horas y seis más tarde ya estaban detenidos", declara un policía.

Porque una cosa es estrenar presidente reformista y otra, que en un año cambie todo en Irán. Porque sí, su nuevo líder Hasán Rouhaní tiene hasta Twitter, que estrenó curiosamente reivindicando el derecho de ser feliz. Pero en un país donde la homosexualidad está penada con la horca, se encarcela a la mujer que sale sin velo de casa y hay un férreo control en internet, ellos son una auténtica amenaza.

Por supuesto este vídeo está bloqueado en Irán, los móviles con los que lo grabaron están confiscados, lo peor se lo llevan el director y una joven risueña. Sus carcajadas sin velo, y ser la encargada del estilismo le han supuesto la mayor condena: un año de prisión sumado a los latigazos.

Aunque su historia ha iniciado una revolución, la de mujeres iraníes fotografiándose sin velo  e incluso esta campaña internacional de Derechos Humanos auspiciada desde Irán. Y quizás por eso, porque también su vídeo lo han visto más de un millón de personas, su condena ha sido suspendida, temporalmente, con la condición de que no repitan, de que al fin y al cabo no bailen por ser felices.