Miguel Regueiro asegura que la obra de casi 100 metros de longitud "no es especialmente difícil para la ingeniería moderna".

Es una operación sin precedentes. Nunca antes se había hecho una obra para salvar a un niño que se ha caído en un pozo, pero sí hay precedentes de túneles de esta longitud.

En su experiencia, la técnica más efectiva es la del túnel horizontal. "Ese túnel inclinado permitirá, si se hace con cuidado, llegar al pozo y ver en qué condiciones se encuentra el niño". Y califica esta decisión como la más lógica.

Además, señala que a pesar de que el tiempo apremia y cada segundo cuenta, este túnel "puede llevar como máximo dos días". También ha destacado el carácter ilegal del túnel: "es un pozo diseñado y colocado por personas sin conocimiento". Una cuestión que deberá resolverse una vez se encuentre a Julen.