La organización del Madrid Puro Reggaeton Festival se tambaleaba desde hace meses y ahora la cancelación 'in extremis'en el mismo día del evento ha enfurecido a las miles de personas que llevaban años esperando la cita. Muchos de ellos han viajado expresamente a Madrid para ir a los conciertos que ya no se celebrarán.

Así lo han contado a laSexta. Personas que llegaban desde todos puntos de España, en familia o con amigos, reservando sus días de vacaciones y gastando hasta 120 euros por entrada más el coste de los hoteles y los desplazamientos en balde. "Venimos desde Asturias. Me he gastado 300 euros en un hotel más la gasolina y los peajes" contaba una mujer a esta cadena.

Aunque la promotora culpa a la Comunidad de Madrid, que no ha aprobado la celebración del festival por motivos de seguridad, y asegura que se devolverá mediante transferencia el dinero, los usuarios reclaman que den la cara de verdad. Algunos se han concentrado a las puertas del Wanda Metropolitano para protestar frente al portavoz del Madrid Puro Reggaeton Festival: "40.000 personas nos hemos quedado con la entrada sin poder hacer nada. ¡Quiero mi dinero ya!", le han espetado.

Los bandazos que ha dado la organización del festival

Quienes compraron las primeras entradas lo hicieron para un festival que se iba a celebrar en junio de 2020 y que por la pandemia no fue posible. Iba a ser en el Ifema y entre los artistas se confirmaba a Bad Bunny y a Jhay Cortez, dos cantantes que ya no aparecían en el último cartel.

Desde entonces, quienes compraron esas entradas solo han recibido dos comunicaciones por parte de la promotora del festival: una, contando que no se haría en 2021 sino en 2022. Otra, a escasos dos días del evento confirmando que se trasladaba de la Caja Mágica al Wanda Metropolitano.

Además del cambio de fecha y de lugar, el cartel se ha ido modificando a lo largo de estos años, y el anuncio que confirmaba que Daddy Yankee estaría en este festival y sería uno de los conciertos de la gira final que está haciendo para despedirse de los escenarios, las ventas se dispararon. La promotora del festival consiguió vender 40.000 entradas, y claro, ya no cabían en la Caja Mágica, donde máximo se puede albergar hasta 20.000 personas.